En este momento está realizándose un ensayo clínico más grande, llamado ADVANCE II, para probar los efectos de un año de terapia con DBS en pacientes con Alzheimer leve.
El doctor Gabriel de Eurasquin, médico/investigador en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio –uno de los centros médicos involucrados en ese ensayo–, está de acuerdo en que los nuevos hallazgos podrían utilizarse para orientar mejor el enfoque de DBS.
Si los hallazgos pueden ayudar en última instancia a mejorar la eficacia de DBS para los pacientes con Alzheimer, sostiene de Erausquin, “eso sería enorme”.
Los electrodos implantados dentro del cerebro están conectados a un generador de pulsos a través de cables que se colocan debajo de la piel.
El generador de pulsos, un dispositivo similar a un marcapasos, se implanta debajo de la piel de la parte superior del pecho y se programa para entregar automáticamente pulsos eléctricos a los electrodos cerebrales.
DBS se ha utilizado desde la década de 1990 para tratar el Parkinson, y se considera una terapia generalmente segura, según Erausquin. Pero la cirugía en sí conlleva algunos riesgos, y con el tiempo partes del sistema DBS podrían moverse o romperse.
Al igual que Horn, de Erausquin hace hincapié en que DBS no ofrecerá una cura. El curso habitual de la enfermedad de Alzheimer, señala, es una pérdida constante de la función, y la esperanza es frenar esa progresión.
La Biblioteca Nacional de Medicina tiene más información sobre la estimulación cerebral profunda.
Con información de HealthDayNews