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Un estudio de 2016 revela que los adultos en hogares con temperaturas de menos de 64 grados Fahrenheit (17 C.) tienen una presión arterial más elevada, y peores condiciones pulmonares. Los investigadores analizaron registros médicos de 60,000 adultos tratados por hipertensión.
Este análisis demuestra que la presión arterial sistólica suma hasta 1.7 mmHg durante los meses invernales en comparación con los meses estivales. Estos hallazgos sugieren que la variación estacional en la presión requiere más control médico, y ajustes en la medicación o en el estilo de vida.
Por otro lado, el calor añade la sudoración y la pérdida de líquidos, lo que lleva a la deshidratación, otro componente de aumento en la presión arterial. Además, en climas cálidos, la tendencia a consumir bebidas ricas en sodio contribuyen aún más a la hipertensión.
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🟧 ✳️ MÁS DATOS
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¡No a la sal! Reduzca el uso de sodio (sal) en su dieta. Consuma frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables. Cómo las que se encuentran en el aceite de oliva y los frutos secos. Limite la ingesta de alimentos procesados y ultraprocesados.
Menos comida. Sostener un peso saludable es crucial, ya que el sobrepeso acentúa la presión arterial. Adelgazar a través de una alimentación adecuada y ejercicio regular.
Nadar, correr… Realice ejercicio aeróbico regularmente, como caminar, andar en bicicleta, etc. También ejercicios de resistencia o entrenamiento de fuerza varias veces a la semana.
Cuidado con el cansancio. Practique técnicas de manejo del estrés, como la meditación, la respiración profunda, el yoga o el TAICHÍ. Asegúrese de descansar lo suficiente y dormir lo necesario para mitigar el estrés.
Nada excesos. Beba alcohol con moderación, porque su consumo excesivo aumenta la presión arterial. Y lo mismo la cafeína.
✳️ Estos pasos son pautas generales. Siempre es recomendable consultar a un médico antes de cambiar su dieta o rutina de ejercicios.
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