En su infancia de niña inquieta y divertida, la música era la llama que encendía la pasión de Victoria. Mientras tarareaba canciones de moda, sus padres veían en sus ojos una chispa de alegría deslumbrante.
A medida que creció, la ansiedad y la depresión oscurecieron su mundo. Probó terapias y una montaña de medicamentos, sin éxito. Un día, Victoria vivió una experiencia fuera de lo común: una sesión de musicoterapia. Al adentrarse en aquella sala, cerró sus ojos y se dejó llevar por la cautivadora armonía de una guitarra. La paz inundó su vida después de mucho tiempo y la felicidad regresó. ¡Adiós ansiedad, adiós depresión!
En la incansable exploración de los misterios de la mente humana, los científicos nos desvelan un descubrimiento fascinante: la música posee un increíble poder capaz de transformar nuestros cerebros y nuestras vidas.
Tal es la fascinación por “el impacto de la música en la vida” que ha surgido una rama científica dedicada a estudiarla: la Neuromusicología. Aquí, los investigadores utilizan tecnologías avanzadas como la resonancia magnética funcional (fMRI), la electroencefalografía (EEG) y la magnetoencefalografía (MEG) para adentrarse en las profundidades de nuestro cerebro mientras escuchamos o creamos música.
La música no solo despierta nuestras mentes, sino que también nos fortalece físicamente. Hay canciones y ritmos que nos hacen pensar y resolver problemas. También hay canciones melancólicas que purifican nuestras mentes. ¡Hasta la cumbia nos invita a zapatear y balancearnos, manteniendo nuestro cuerpo fuerte y nuestra moral en alto!
¿Desea potenciar su capacidad cerebral? Escuche su música favorita y no dude en cantar a todo pulmón. El simple hecho de cantar y bailar al ritmo es un entrenamiento cerebral completo. Los acordes en clave de sol tienen un efecto positivo en el cerebro, estimulando áreas relacionadas con la memoria y el entusiasmo. Esto se traduce en un desarrollo neuronal destacado, una sinfonía que se despliega en sus vidas.
A partir de la semana 22 de gestación, los bebés ya reconocen melodías y responden con movimientos y pataditas en el útero. Una composición clásica tranquiliza el corazón del feto y relaja sus movimientos, según los estudios.
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