¿Es posible prolongar la esperanza de vida, simplemente adoptando ciertos hábitos? Carlos no se cepillaba los dientes, se bañaba una vez por semana, su alimentación era chatarra, no hacía ejercicio y pasaba horas y horas viendo TV. Su mamá hablaba de buenos hábitos, pero él no escuchaba: cualquier consejo le entraba por un oído y salía por el otro.
Con intensos dolores de estómago, Carlos fue al hospital. Allí, en una sala de emergencia, un médico lo alertó por su sobrepeso y que si no cuidaba la salud, peligraba su vida.
Asustado, finalmente decidió escuchar al doctor y a su mamá y cambiar sus malos hábitos. Empezó a consumir frutas y verduras, concurrir a un gimnasio de mañana y a limitar su tiempo frente a la TV. Después de unas semanas, tenía más energía y sonreía de oreja a oreja, No, no es un cuento. Es real. Algo que pasa hora tras hora en todo el mundo.
Los expertos recomiendan caminar diariamente un kilómetro (0.62 millas) o en bicicleta tres kilómetros (1.86 millas), para disminuir las enfermedades. Entre ellas: dolencias cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes, depresión y demencia. Además, menos carnes rojas o procesadas y más frutas y verduras, subirá la esperanza de vida media en unos ocho meses a un año.
Para optimizar la calidad de vida, no sirven los consejos de supuestos sabios en nutrición o grandes sacrificios que requieren mucha motivación y abnegación. Son recomendaciones naturales y lógicas, que quizás ya conozca, pero que no pone en práctica lo suficiente:
1 – Beber agua, agua y agua. ¿Ha escuchado alguna vez a un médico o a un nutricionista que recomiende beber menos? Nunca, seguro. Tomar agua durante el día sirve para limpiar los órganos del cuerpo, perder peso y destacar por una piel bonita. Es difícil perpetuar este hábito de beber agua, pero cuando se logra, no podemos prescindir de él.
2 – Huir de los procesados. Hay que adoptar alimentos naturales en lugar de productos procesados. Con ingredientes como azúcares y sales refinadas, aceites hidrogenados y aditivos potenciadores del sabor, son toxinas que el organismo no asimila.
3 – Un buen amigo: el Sol. Cuando la electricidad no existía, la gente seguía los horarios del Sol. Nuestro organismo necesita de biorritmos solares, que influyen en nuestras funciones vitales. Si nos acostamos antes y nos levantamos al amanecer, nos sentiremos con más energía por la mañana y durante todo el día.