La energía y vitalidad son fundamentales para nuestra supervivencia. La cantidad de energía y vitalidad que obtengamos, perdamos y recuperemos determinará la longevidad de nuestro cuerpo en un mundo lleno de estrés. Depende de nosotros saber cómo manejarlo correctamente.
Cinco razones por las que nunca debe estresarse.
1 Sea positivo, nunca negativo. El estrés no solo hace que sea infeliz, sino que también provoca enfermedades a largo plazo, como depresión, ansiedad y fatiga mental. Cuando se siente decaído, ansioso y deprimido, parece que el mundo se detiene. Por lo tanto, debe recuperar la confianza y multiplicar los pensamientos positivos.
2 Daña el sistema inmunitario. El estrés obliga al cuerpo a desviar la sangre y el oxígeno de los órganos vitales a los músculos. Esto significa que su sistema inmunitario deja de funcionar tan bien como debería y en riesgo de contraer infecciones bacterianas y virales. El resultado es que enfermará con mayor frecuencia cuanto más tiempo esté estresado.
3 Impide la absorción de nutrientes. El estrés produce que la sangre se aleje del sistema digestivo. Es decir, las sustancias nutritivas no se absorben bien. Con el tiempo, la falta de nutrientes provoca una malnutrición grave y otros problemas.
4 Comete errores. Cuando está estresado, es difícil concentrarse en la tarea que tiene entre manos. Cualquier cosa que le preocupe le parecerá más importante de lo que sería de otra forma. A mayor nivel de estrés, más errores cometidos.
5 Daña las relaciones. El estrés florece el mal humor, lo priva de energía y hace que su compañía sea menos agradable. Esto tiene consecuencias en cadena y dificulta sus relaciones sociales, laborales y familiares. Es comprensible que los seres humanos queramos tener control en todo momento. Queremos ser los amos de nuestras propias vidas. Si todas las causas del estrés se agruparan y etiquetaran con una sola frase, esa frase sería “pérdida de control”.
DATOS. El estrés es un estado de desequilibrio psicológico o fisiológico resultante de la disparidad entre las exigencias de la situación y la capacidad o la motivación de la persona para satisfacerlas. El estrés es positivo o negativo: positivo cuando la situación ofrece la oportunidad de ganar algo que motiva a rendir al máximo, y negativo cuando alguien se enfrenta a problemas sociales, físicos, organizativos y emocionales.