A mi hija Jocelyn le cuesta mucho controlar el estrés. Vive preocupada y ansiosa por las exigencias de su trabajo como maestra de escuela, el cuidado de sus dos hijos, su vida matrimonial y las tareas de una ama de casa. Siempre le animo a que enfrente el estrés, a que pase los fines de semana haciendo deporte y a que se relaje. Hablamos de la importancia de dormir lo suficiente y de una dieta sana.
Jocelyn no es la única que está estresada. En este siglo 21, el estrés es una amenaza muy real para su salud. Además de atormentar su cerebro con pensamientos negativos, el cuerpo se debilita y las vitaminas y minerales que necesita se agotan rápidamente.
Los estudios demuestran que las personas con estrés tienen niveles más bajos de vitaminas complejo B, lo que provoca depresión, irritabilidad y funcionamiento irregular de los nervios. Las vitaminas C y E también desaparecen del cuerpo cuando la mente está estresada.
Una clave reside en incorporar alimentos con propiedades que favorezcan el estado de ánimo. Por ejemplo, el chocolate negro es una magnífica merienda de antioxidantes. Aumenta los niveles de serotonina, que reduce el estrés y la ansiedad. Los frutos secos y las semillas son ricos en grasas saludables que mantienen sanos el cerebro y el sistema nervioso. La avena y los boniatos son buenas opciones, ya que estabilizan los niveles de azúcar en la sangre con una fuente constante de energía.
Una cuarta parte de los pacientes que visitan al médico se queja de cansancio y agotamiento. A menudo, la causa es un problema de salud subyacente, donde el cuerpo usa toda la energía disponible para combatir el proceso de una enfermedad. Sin embargo, en esta época estamos sometidos a niveles de estrés más largos y superiores a los que nuestro cuerpo soporta.
La enfermedad o accidente de un familiar puede convertirse rápidamente en una situación estresante. No sabemos qué responder. También el divorcio es una causa de estrés muy común y difícil de afrontar.
La pérdida de ingresos y las dificultades crediticias generan tensión en quienes dependen de un sueldo o salario. Y la muerte de un hijo o de un cónyuge es un factor estresante que podría convertirse en estrés crónico, una pesadilla cotidiana.
Para evitar o mitigar el estrés hay que saber de dónde viene. Reaccionar de forma exagerada al estrés tiene consecuencias más dañinas. Por ejemplo, el excesivo consumo de alcohol –supuestamente para “matar el estrés”– tiene consecuencias negativas. Su respuesta debe ser segura y beneficiosa. Según los médicos, algunas de las mejores formas de evitar el estrés son: tener una perspectiva positiva de la vida, una buena gestión del tiempo y equilibrar las prioridades.