alguien que tenga gota. Esto sugiere que quizá no sea necesario un tratamiento proactivo para reducir el riesgo de coágulos.
Según el Dr. Gregg Fonarow, “el riesgo general fue modesto en términos absolutos”. Fonarow es codirector del programa de cardiología preventiva de la Universidad de California, en Los Ángeles.
“Como el aumento en el riesgo absoluto es pequeño, la presencia de la gota sola no ameritaría el uso de terapia anticoagulante [para diluir la sangre]”, comentó Fonarow.
Sultan dijo que los hallazgos del estudio “no fueron muy sorprendentes, dado que ya sabemos que la inflamación crónica aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos a través de varios mecanismos. Investigaciones anteriores ya han resaltado que las afecciones reumatológicas, como la artritis reumatoide y el lupus, son factores de riesgo importantes de los coágulos sanguíneos”, anotó.
Pero aunque el riesgo de un coágulo sanguíneo en sí quizá no sea suficiente para justificar una intervención preventiva, dijo que tal vez se necesite