una vigilancia clínica, en particular en los adultos más jóvenes con una gota recién diagnosticada.
En el estudio, los investigadores revisaron la información de atención primaria recolectada por Clinical Practice Research Datalink, con sede en Inglaterra.
Primero, identificaron a pacientes diagnosticados con gota entre 1998 y 2017, y los emparejaron con más o menos el mismo número de adultos sin gota.
El equipo concluyó que el riesgo de coágulos aumentó de forma significativa entre los pacientes con gota menores de 50 años en la década posterior al diagnóstico. Además, el riesgo pareció aumentar igualmente entre hombres y mujeres, e independientemente de si tomaban alopurinol o no.
“Pero los resultados de nuestro análisis de la terapia reductora del urato podrían ser generalizables solo a las personas a quienes se recetan 300 miligramos o