No es fácil ser cuidador
Solero vivía en su casa desde 1965, así que conocía muy bien el barrio, ya que nunca conducía y caminaba a todas partes. Ahora tardaba más en volver de un recado rápido y pronto su familia supo que ya no podía ir a ninguna parte sola.
“Empezó a tenerle miedo al agua y yo tenía que ayudarla a ducharse, perdió su capacidad de escoger ropa según la estación, llevaba ropa corta en invierno así que tenia que prepararle la ropa la noche anterior”, dijo Perez.
Cuando su salud empezó a empeorar, su hija encontró un programa para adultos en el cual una enfermera venía a visitarla dos veces al día. Un día la policía la encontró vagando por las calles y fue entonces cuando Perez se la llevó a vivir con ella y su familia. En ese momento, se convirtió en la cuidadora de su madre, alejándola de su hogar y llevándola a un lugar donde nada le era familiar. Incluso se mudaron juntas a la misma habitación. A veces, Perez se levantaba y se encontraba a su madre observándola. “¡Una vez ella casi me pegó y fue algo relacionado con mi hermana! Cuando la llevamos al hospital nos dijeron que ya no podía vivir con nosotros porque era una gran preocupación”, explica.
Esta experiencia la hizo mas fuerte, porque abandonar a su madre no era una opción. Cuando vivió con su madre, que solo fueron dos meses, cada día era un aprendizaje nuevo.
“Es difícil porque siempre estás dudando de ti mismo, siempre me pregunté si la estaba ayudándola lo mejor que podía. Nunca tuve instrucciones, nunca había pasado por algo así directamente, siempre me preguntaba si estaba haciendo esto de la manera correcta o si podía hacer más”, explica.
La Asociación del Alzheimer puede ayudar
Hay muchas personas como Perez se encuentran en situaciones como estas, son abrumadoras y desafiantes. En el momento en que su mamá fue hospitalizada, fue cuando descubrió más recursos, cuando se enteró de la Asociación de Alzheimer, y se lamentó de no haberla descubierto antes.
“La Asociación de Alzheimer es increíble, conoces gente con la que te identificas porque ha pasado por lo mismo que tú”, explica. Las personas que tienen un miembro de la familia con Alzheimer pueden conseguir ayuda e incluso un gran apoyo en la Asociación de Alzheimer. “Tienes esta gran red de apoyo en la que puedes simplemente relajarte, si quieres llorar, puedes simplemente llorar y te van a entender”. La Asociación de Alzheimer tiene incluso una biblioteca de libros que que ella tomaba prestados, en vez de salir a comprarlos.
“Atención telefónica 24/7; Ni siquiera puedo decirle cuántas veces les llamé llorando, confundida, preguntándoles ‘¿estoy haciendo esto bien, podría estar haciendo algo mejor?, ¿puede recomendarme algo?’. Cada vez que llamé, la persona al otro lado del teléfono me guió y me recomendó cosas que me ayudaron mucho” explica.