Intentar sacar el cerumen puede conducir a daños en el oído, advierten los médicos. El cuerpo produce el cerumen (o “cerilla”) para limpiar y proteger los oídos. El cerumen atrapa el sucio, el polvo y otras materias, evitando que entren más profundamente al oído, según una directriz práctica clínica avanzada de la American Academy of Otolaryngology — Head and Neck Surgery Foundation.
“La gente tiende a querer limpiar sus oídos porque creen que el cerumen es indicación de suciedad. Esa mala información conduce a unos hábitos malsanos para la salud de los oídos”, advirtió el Dr. Seth Schwartz, presidente del grupo de actualización de la directriz.
Las actividades cotidianas, como mover la mandíbula y masticar, pueden ayudar al cerumen nuevo a sacar al cerumen viejo de la apertura de la oreja, donde se desprende o se lava al bañarse. Eso es un proceso continuo normal, pero a veces ese proceso de autolimpieza falla. El resultado: una acumulación de cerumen que puede bloquear parcial o completamente el conducto auditivo.