En las montañas de Ecuador, hay un pueblo famoso por la vejez de sus habitantes. Su nombre: Vilcabamba. Conocido como “Valle de la Longevidad” o “Valle Sagrado”, donde la calle principal se llama “Avenida de Eterna Juventud”.
En 1973, “National Geographic” publicó un reportaje sobre Vilcabamba, señalando que allí había diez veces más centenarios que en los países occidentales. “La ausencia de angustia y estrés son factores para una vida saludable y equilibrada. En esta zona del mundo, todos viven felices”, comentaba la revista.
Cincuenta años después, los vecinos de la zona señalan que “muchos lugareños fallecieron, pero todavía hay unos 15 centenarios por ahí”. El alcalde asegura que “el 50 % de la población tiene más de 80 años. ¡Todos lucen saludables!”.
Entre tantas historias, se supone que el “agua mágica” es uno de los secretos de la longevidad. El líquido con 11 minerales tendría propiedades curativas para el colesterol, el reumatismo y las dolencias cardiovasculares. Hay algunos estudios científicos que respaldan sus beneficios. Con su alto contenido mineral y un pH alcalino, contribuiría a la longevidad de quienes la consumen.
“Comemos nuestros guisantes y nuestras verduras, muy poca carne y no bebemos alcohol ni tampoco probamos el azúcar”, sostiene Juan, un anciano de 108 años (según él). A su lado, otro centenario agrega “yo conocí a un vecino que murió a los 135 años… y otro más joven, que murió a los 120 años”. Un compañero de conversación, de 84 años, lo interrumpe: “Yo planto mandioca, maíz y nunca uso algo sobrenatural para que mis verduras crezcan más rápido. Hoy los agricultores emplean más y más fertilizantes, que al final matan a la gente de más edad”.
Una señora solterona de 93 años opina que “la vida cambia todos los días. Es difícil conservar la dieta de nuestros antepasados. Ahora mismo, la salud está empeorando por las mutaciones en los alimentos, como el pollo tratado con hormonas”.
Una incursión por Vilcabamba demuestra dos cosas: realmente hay personas viejas aquí y varias generaciones viven bajo un mismo techo. La vida se cuida como si fuese oro.