Con más de 60 años, mi prima Teresita sigue siendo igual de coqueta. Pasa horas mirándose al espejo, probando nuevos productos para mantener la piel hidratada y suave. Además, evita el sol sin protección, tiene una dieta saludable y hace ejercicio regularmente.
A primera vista, muchas personas piensan que Teresita tiene menos años de los que realmente tiene. Ella insiste en que el secreto de su eterna juventud, consiste en el cuidado constante y la atención diaria de su piel.
El paso acelerado de la máquina del tiempo nos afecta a todos, marca el cuerpo y profundiza las arrugas. Con el envejecimiento, un proceso natural para hombres y mujeres, se debilita el sistema de defensa corporal que protege la piel. Entonces necesitamos más antioxidantes para contrarrestar los daños.
Al envejecer, los tejidos son menos elásticos y pierden su capacidad de recuperarse. Además, la textura de la piel experimenta cambios, ya sea engrosándose o adelgazándose. Y aparecen anomalías superficiales como pequeños vasos y manchas marrones. El brillo rosado de la piel, signo dorado de la época juvenil, se desvanece para dar entrada a un cutis más opaco.
El envejecimiento está influenciado por diversos factores externos, como la alimentación, las enfermedades, la falta de sueño, las agresiones climáticas y el estrés.
🌞 Los rayos UV son responsables del 80 % del envejecimiento de la piel.
1️⃣ Dos o tres botellas de agua por día. La cantidad de agua cambia en función de varios factores, como temperatura externa y actividad física. Cada día, una parte del agua en la dermis se evapora. Para reequilibrar las pérdidas, es necesario hidratarse.
Aplique un tónico facial o un suero enriquecido con ácido hialurónico. Los dos limitan la pérdida de agua y ralentizan la aparición de las primeras arrugas.