La infidelidad es la violación de un compromiso de exclusividad y fidelidad en una relación íntima, ya sea matrimonial o de pareja. Generalmente, implica tener relaciones sexuales o románticas por fuera.
La definición y percepción de la infidelidad varía según las culturas y las parejas. Algunas personas consideran que incluso las interacciones emocionales sin contacto físico constituyen una traición.
“Es una enfermedad”, le dijo el psicólogo a mi amigo Luis, cuando este acudió a su consulta por los constantes engaños de su pareja. Luis no entendía cómo algo que dependía de la voluntad y el comportamiento humano, podía ser una enfermedad. El psicólogo le explicó que la infidelidad es un mal psicológico que se manifiesta a través de conductas repetitivas y compulsivas.
Muchas personas creen que es causada por conflictos emocionales, la falta de autoestima o la depresión, o problemas físicos, como una disfunción sexual en la pareja. Sin embargo, otros argumentan que la infidelidad es simplemente una elección personal.
Después de tantas investigaciones, algunos científicos opinan que “no hay una causa subyacente y no es una enfermedad”. Otros especialistas argumentan que la infidelidad puede ser evitada con medidas adecuadas.
La curación no es milagrosa, es un proceso largo y complejo que requiere esfuerzo y compromiso de ambas partes involucradas. A continuación, algunos pasos que ayudan en una “curación” de la infidelidad.
Comunicación abierta y honesta. Es fundamental establecer un espacio seguro para que ambas partes expresen sus sentimientos, preocupaciones y necesidades. Hay que reconstruir la confianza y comprender las razones detrás de la infidelidad.
Reflexión y comprensión. La pareja debe reflexionar sobre los factores que contribuyen a la infidelidad. Esto implica entender las emociones, las necesidades no satisfechas y los patrones de comportamiento de uno y de otro.