Tres pacientes se sometieron a sesiones de entrenamiento durante cinco meses. En la primera sesión, los tres voluntarios orientaron sus sillas con precisión entre el 43 % y el 55 % del tiempo. Durante el entrenamiento, un participante pudo conducir su silla de ruedas con un 95 % de precisión, y otro con un 98 % de precisión.
Esto se debió a que la computadora mejoró en su capacidad para controlar los patrones de actividad cerebral que indican “ir a la izquierda” o “ir a la derecha”. También los participantes contribuyeron a esta mejora, aprendiendo a producir los pensamientos precisos que guían a la silla de ruedas.
“En esencia, esto ocurre en cualquier ámbito de nuestra vida, cada vez que queremos adquirir una nueva aptitud”, según Millán. “Necesitamos practicar, y hay personas que aprenden más rápido porque tienen una mayor aptitud para ese tipo de habilidad”.
Un tercer individuo no presentó cambios significativos en los patrones de actividad cerebral a lo largo del entrenamiento, y su precisión solo aumentó ligeramente.
El equipo está investigando por qué el tercer participante no pudo dominar la silla, comparando las señales cerebrales de los tres para averiguar las diferencias.
Varios grupos de trabajo están desarrollando esta tecnología, pero pasará un tiempo antes de que este tipo de silla de ruedas controlada por la mente esté disponible para el público en general. “Todavía estamos en una etapa muy temprana de estos estudios”, subraya Sawyer.
Las ondas cerebrales de los pacientes con una lesión de la médula espinal son diferentes de las de las personas paralizadas por un accidente cerebrovascular o una esclerosis múltiple. Los investigadores deberán descubrir esas diferencias y adaptar el programa informático en consecuencia.
Poner electrodos en una cabeza es todavía difícil. Sin embargo, todo será perfeccionado y miles de pacientes podrán maniobrar una silla de ruedas con un joystick, con la misma destreza de un niño jugando en una pantalla de computadora.
HealthDayNews