“Regresaba caminando de mi trabajo cuando empecé a sentir un dolor en el costado. Creí que era un calambre, pero pronto se transformó en algo mucho peor. Llegué a casa y no me podía mover. Mi esposo me acompañó al hospital. El dolor era tan intenso que ni siquiera podía sentarme en el auto. Los médicos diagnosticaron que padecía una grave infección en los músculos. Afortunadamente, fue detectada a tiempo y me recuperé”, recuerda María Inés, de Nueva York.
Los músculos dan forma a nuestro sistema esquelético y permiten que nuestro cuerpo realice movimientos voluntarios e involuntarios. También ayudan a regular la temperatura corporal y controlan el flujo sanguíneo. Los músculos están hechos de miles de fibras que les permiten contraerse, ya sea acortarse o alargarse, y producir movimientos.
Gracias al trabajo de los músculos, respiramos, nos movilizamos y estamos fuertes, en forma y con los huesos sanos. Sin embargo, también pueden romperse y desgarrarse en cualquier momento. Los músculos esqueléticos tienen la impresionante capacidad de regenerarse a diario, así como en respuesta a una lesión. Sin embargo, algunos músculos dañados pueden no volverse tan fuertes como antes de una lesión.
¿Cómo mantener nuestros músculos saludables? Debemos utilizarlos o se atrofiarán, y alimentarlos con una dieta sana y equilibrada.
A medida que envejecemos, tenemos más dolores en músculos y articulaciones. Y hacer cosas tan simples como agacharse son muy dolorosas. El dolor es tan intenso que creemos que empieza en lo más profundo de los huesos.
El dolor y la rigidez no vienen de las articulaciones o los huesos, sino de los músculos y tejidos que mueven las articulaciones. Si alguien toca los pies con la punta de los dedos de las manos cuando se inclina hacia delante, es muy afortunado porque goza de buena flexibilidad. Sin embargo, la mayoría de las personas mayores de 65 años, apenas tocan las rodillas.
El problema de las articulaciones y músculos rígidos es similar a la dificultad para abrir y cerrar una puerta debido a una bisagra oxidada y poco utilizada. Si no realizamos movimientos regulares de músculos y articulaciones, perdemos potencia. Por esta razón, cuando nos movemos después de un largo período de inactividad, sentimos dolor.
Los músculos producen espasmos y calambres muy dolorosos. Esta reacción, llamada “reflejo de entablillamiento”, hace que el cuerpo inmovilice y contraiga un músculo dolorido.