Pero los autores del estudio advirtieron que su investigación no pudo establecer un vínculo causal directo entre el consumo de comida picante y una mortalidad más baja. Solo pudieron encontrar una asociación entre esos factores.
Qi y sus colaboradores publicaron sus hallazgos en la edición en línea del 4 de agosto de la revista BMJ.
Entre 2004 y 2008, los autores del estudio llevaron a cabo encuestas sobre los antecedentes de alimentación y de salud de unos 199,000 hombres y 288,000 mujeres de diez regiones distintas de China. Los participantes tenían entre 30 y 79 años de edad.
Las personas con antecedentes de cáncer, enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular fueron excluidas del estudio. El tiempo medio de seguimiento fue de siete años. En ese periodo, murieron más de 20,000 participantes.
El equipo no midió cuántas especias incluían exactamente los participantes en sus comidas individuales, ni qué tan “picante” era en realidad la dieta general de cada encuestado.
Pero los investigadores encontraron en general que comer alimentos frescos picantes incluso apenas una o dos veces por semana se asociaba con una reducción del 10 por ciento en el riesgo general de morir durante el estudio, en comparación con comer esos alimentos menos de una vez por semana.
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Comer alimentos picantes entre tres y siete días a la semana pareció reducir la mortalidad en hasta un 14 por ciento, reportaron los autores.