Peróxido de hidrógeno: este es uno de los métodos más comunes para limpiar los oídos. Simplemente pon una gota o dos de peróxido de hidrógeno en el oído un par de minutos antes de ducharte. Ayudará a suavizar y expulsar la cera mientras nos duchamos. Haz esto una vez a la semana porque si utilizas el peróxido de hidrógeno con demasiada frecuencia puedes irritar los oídos.
Riego del oído: puedes hacer en casa u producto especial a base de partes iguales de vinagre blanco, agua tibia y alcohol. Vierte un par de gotas en cada oído y déjalo reposar durante un par de minutos hasta que la cera se ablande. Inclina la cabeza y permite que el líquido caiga en una bolita de algodón o mientras te duchas.
Oto-Tip: esto es similar a los Q-tips, pero tiene una punta en espiral que elimina la cera sin empujar la cera en el interior del canal auditivo. Hay otros dispositivos de limpieza que puedes comprar que ya vienen con soluciones que puedes usar para limpiar tus oídos.
Si tienes alguna duda o preocupación, como dolor de oído, asegúrate de visitar a tu médico. Podrías tener una infección en el oído o tener demasiada acumulación de cerumen que necesita eliminarse profesionalmente.