Una respuesta contra la toxina
Sus hallazgos sobre las toxinas pueden ayudar a disipar las preocupaciones de que la pérdida de peso (que libera toxinas en la sangre) podría tener un efecto negativo en la salud de los médicos.
Los contaminantes ambientales y otras toxinas se almacenan en el tejido graso. Durante la pérdida de peso, la grasa se descompone y las toxinas se descargan en el torrente sanguíneo. Los científicos han expresado su preocupación de que las toxinas liberadas podrían incrementar el estrés oxidativo de las personas con dieta y su riesgo de desarrollar enfermedades graves, incluyendo alteraciones hormonales (problemas de fertilidad y reproductivos), enfermedades cardíacas, cáncer, enfermedad de Alzheimer y enfermedad de Parkinson.
Los resultados de la investigación de Arciero (que una dieta P-CR no aumenta los marcadores de la enfermedad y, de hecho, puede ayudar a la desintoxicación y reducir el estrés oxidativo) ayuda a reducir esos temores. Además, los resultados sugieren que aquellos que no tienen sobrepeso u obesidad también podrían beneficiarse de una dieta P-CR.
“Aunque la pérdida de peso típicamente conduce a una mejor salud, sabemos que en aquellos que tienen sobrepeso y obesidad, y que por lo tanto almacenan toxinas excesivas, existe el potencial para la liberación de toxinas que afectan el cuerpo de manera negativa”, explicó Arciero. “Queríamos capturar la liberación de esas toxinas y la respuesta del cuerpo.
“Lo que encontramos fue el cuerpo compensado por el aumento de antioxidantes. En respuesta a esta inundación de PCB, el cuerpo estaba creando su propia defensa, barriendo y eliminando las toxinas. Tuvimos una intervención de pérdida de peso saludable”, agregó Arciero.
El objetivo de la primera fase de 12 semanas fue evaluar la capacidad de una dieta P-CR para lograr una exitosa pérdida de peso (definida como 10 por ciento del peso corporal inicial) y esto se logró, con una pérdida de peso promedio de más de 25 libras.
Durante esta fase, las mujeres consumieron 1.200 calorías por día y los hombres, 1.500. De ellos, el 30 por ciento provenía de proteínas magras, 45 por ciento de carbohidratos sin refinar y 25 por ciento de grasas saludables. Un día a la semana, los participantes siguieron ayuno intermitente, consistente en 300 a 450 calorías de fuentes ricas en antioxidantes de origen vegetal.
La segunda fase (52 semanas) de la investigación comparó los resultados de la dieta P-CR y una dieta más saludable para el corazón tradicional. Todos los que consumen dietas casi el mismo número de calorías: aproximadamente 1,900 para ambos grupos. Los de dieta P-CR ayunaban una vez cada dos semanas o una vez al mes. Aquellos en la dieta saludable para el corazón siguieron las directrices del Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol, consumiendo el 35 por ciento de calorías como grasa y de 50 a 60 por ciento como carbohidratos. Los que hacían la dieta saludable para el corazón también comieron entre 20 y 30 gramos por día de fibra y consumieron menos de 200 miligramos por día de colesterol en la dieta.
Al final del período de 12 meses, los resultados de los dos grupos se desviaron significativamente, con la dieta P-CR superando la dieta saludable para el corazón, tanto para mantener la pérdida de peso, reducir la rigidez de los vasos sanguíneos y eliminar las toxinas.
Los participantes de la investigación que permanecieron en la dieta P-CR recuperaron aproximadamente 1,5 libras del peso que habían perdido y continuaron eliminando toxinas. Los de la dieta saludable para el corazón, sin embargo, recuperaron 12 libras. La mayor parte de ella era grasa (y esa grasa puede tener toxinas re-almacenadas).
“Tenemos evidencia científica de que es la calidad de su dieta lo que importa”, dijo Arciero. “A través de la dieta solo, podemos influir favorablemente en el proceso de desintoxicación, disminuir los niveles de estrés oxidativo, reducir la rigidez de los vasos sanguíneos y mejorar la pérdida de peso. Ese es un mensaje importante de salud pública “.
