Los investigadores utilizaron pruebas psicológicas estándares para medir el grado de soledad de cada persona, y escáneres de imagen para detectar la cantidad de proteína amiloidea en sus cerebros. Los investigadores se enfocaron de forma particular en los niveles de amiloidea en la corteza cerebral, una parte del cerebro que tiene un rol esencial en la memoria, la atención, la percepción y el pensamiento.
Las personas con unos niveles altos de amiloidea en la corteza tenían 7.5 veces más probabilidades de ser clasificadas con soledad, incluso después de que los investigadores tomaran en cuenta qué tan socialmente activas eran y si sufrían de depresión o ansiedad.
Al tomar en cuenta el alcance de la red social de la persona, el equipo de Donovan mostró que las personas mayores que se sienten aisladas o socialmente desvinculadas incluso cuando están rodeadas por sus amigos y familiares podrían tener un riesgo elevado de Alzheimer.
Pero el estudio no prueba una relación causal directa entre ambas cosas.
La Dra. Gisele Wolf-Klein, directora de educación geriátrica de Northwell Health en Great Neck, Nueva York, dijo que este hallazgo es “muy nuevo” y podría apuntar a formas novedosas de asociar las emociones de una persona con el riesgo de demencia.
Pero el estudio se realizó con un grupo muy pequeño de adultos mayores de Boston, una ciudad donde la gente por lo general tiene un nivel educativo más alto y podría estar más en contacto con sus emociones, añadió Wolf-Klein. Se necesitan estudios más grandes con distintos tipos de personas para validar estos hallazgos, comentó.
“Si estudios más grandes lo comprueban, la pregunta sería qué tipo de intervención resultaría”, dijo Wolf-Klein. “Si se pudiera tener un impacto en la soledad al crear intervenciones que eliminaran la soledad de las personas y les hicieran participar en eventos sociales, ¿habría menos probabilidades de progresión a la demencia?”.
Dean Hartley es director de iniciativas científicas y relaciones médicas y científicas de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer’s Association).
Hartley dijo que en las etapas iniciales del Alzheimer, pueden haber “cambios conductuales que quizá sean un síntoma de deterioro cognitivo leve o demencia”.
En el futuro, los médicos podrían entrenarse para estar atentos a la soledad, la apatía, los cambios en el estado de ánimo o la impulsividad social como señales tempranas del Alzheimer, señaló.
“Creemos que este [nuevo hallazgo] es importante, y tengo el presentimiento de que oiremos más al respecto”, dijo Hartley. “A medida que desarrollemos tratamientos para el Alzheimer, mientras antes se diagnostique y trate, mejores serán los resultados”.
Los resultados del nuevo estudio aparecen en la edición en línea del 2 de noviembre de la revista JAMA Psychiatry.
Más información
Para más información sobre las placas de amiloidea, visite el Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento de EE. UU.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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