La falta de actividad física es otro problema. Entre los niños de 6 a 11 años, la mitad de los varones y alrededor de un tercio de las hembras hacían la cantidad recomendada de 60 minutos o más de ejercicio al día. Pero entre los 16 y los 19 años de edad, esos porcentajes se desplomaban a un 10 por ciento de los chicos y un 5 por ciento de las chicas.
No resulta sorprendente que los jóvenes hayan engordado. Alrededor del 10 por ciento de los niños de 2 a 5 años eran obesos, en comparación con entre un 19 y un 27 por ciento de los de 12 a 19 años. Alrededor de un tercio de los niños mayores habían probado un cigarrillo.
Casi todos los niños tenían una presión arterial ideal. Y la mayoría tenían unos niveles ideales de colesterol y azúcar en sangre, aunque no tan buenos como los niveles de presión arterial, según la declaración, que aparece en la edición del 11 de agosto de la revista Circulation.
En general, los hallazgos mostraron que en lugar de “usar el método de esperar a ver qué pasa y tratar la enfermedad más adelante en la adultez, debemos ayudar a los niños a mantener los estándares de salud cardiovascular ideal con la que nacen la mayoría”, planteó Steinberger, directora de cardiología pediátrica de la Universidad de Minnesota.
“Corregir el pasado es mucho más difícil”, añadió.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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