evite las temperaturas demasiado altas y la humedad”, indicó. “Mantenerse hidratada es una de las cosas más importantes”.
No obstante, la deshidratación no es el único riesgo relacionado con el acaloramiento extremo: cosas como tener fiebre alta o meterse a jacuzzis calientes durante el primer trimestre se han relacionado con cambios estructurales del corazón del feto y defectos de cierre del tubo neural, mismos que pueden ocasionar padecimientos tales como espina bífida.
De hecho, un estudio publicado a principios de este año en el Journal of the American Heart Association sugirió que las temperaturas ambientales que van en aumento por el cambio climático podrían incrementar la cantidad de bebés que nacerán con defectos del corazón en el periodo de entre 2025 y 2035. Se prevé que ese incremento será mayor en la región del Occidente Medio de EE. UU.
No es claro exactamente cómo es que el desarrollo fetal sea afectado por el sobrecalentamiento corporal de la madre, pero los estudios llevados a cabo con animales sugieren que demasiado calor podría ocasionar muerte a nivel celular o interferir con ciertas proteínas relacionadas con el desarrollo del bebé durante el primer trimestre.
Langen mencionó que, “tanto para la madre como el feto, no es necesariamente peligroso tener una temperatura de 101 grados Fahrenheit, o mayor, o síntomas como los de la influenza”, agregando que se