medicina en la división de cardiología de la Escuela de Medicina de Emory University en Atlanta. “Cuando hay estrés crónico, el sistema nervioso simpático se mantiene por sobre borda” lo cual puede ocasionar inflamación y presión sanguínea elevada.
A través de la respiración profunda y la relajación, el yoga puede frenar la respuesta corporal ante el estrés al activar el sistema nervioso parasimpático, o sea, el sistema encargado de “descansar y digerir”, dijo Mehta. Cultivar la atención plena también puede fomentar que los participantes desarrollen hábitos distintos de autoconsciencia y autocuidado que fortifican la salud cardiovascular.
“(Eso) puede tener efectos profundos para apoyar conductas saludables relacionadas con la alimentación y la actividad física”, dijo la Dra. Gloria Yeh, profesora asociada de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard, y directora de investigación de mente y cuerpo del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston.
Las investigaciones también muestran que el yoga puede reducir los factores de riesgo cardiovascular. En 2014, Yeh fue coautora de una evaluación de ensayos clínicos publicada en el European Journal of Preventive Cardiology, en el cual se encontró que el yoga tuvo un efecto importante en los factores de riesgo cardiometabólicos, en comparación con la falta de ejercicio.
Por ejemplo, el yoga redujo el colesterol total en 18.48 mg/dl y los triglicéridos en 25.89 mg/dl, cifras mayores que las vistas en el grupo de control. La presión sanguínea también