Para algunas personas, una “buena” dieta incluía alimentos como pizza y papas, dijeron los autores del estudio. Para otras, esos alimentos quedaron eliminados, añadieron.
Ese grupo del estudio pasó una semana con su dieta personal “buena” y una semana con la dieta “mala”. En promedio, el estudio encontró que las dietas buenas reducían el azúcar en sangre después de las comidas, y alteraban la composición de sus bacterias intestinales.
Por supuesto, los efectos de una semana no tienen demasiado significado. Pero Segal apuntó que “ahora comenzamos una serie de estudios de seguimiento que buscan desentrañar los efectos a largo plazo de la dieta personalizada sobre la diabetes, la gestión del peso y la enfermedad del hígado graso no alcohólico”.
Pero los niveles de azúcar en sangre tras la comida son complejos, anotó Wright. Son producto de una combinación de alimentos en una comida, además de otros factores, por ejemplo si la persona ha hecho ejercicio hace poco.
También está el tema de si el método de este estudio es factible. “No creo que sea factible en el mundo real”, dijo Wright.
Segal dijo que la visión es ofrecer a las personas consejos sobre la dieta basándose en menos información, como el peso, la estatura y la edad, junto con una muestra fecal para analizar el microbioma. Según Segal, quizá sea posible averiguar qué alimentos serían buenos para el azúcar en sangre de una persona basándose en el microbioma.
Wright comentó que está completamente a favor de las dietas individualizadas, pero que las opciones se deben basar en más elementos, aparte de las respuestas del azúcar. “Hay muchas cosas más que debemos observar”, dijo. “Se necesita un plan personalizado que satisfaga las necesidades personales de salud, y que aborde las barreras que se tengan para mantener los cambios saludables”.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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