El lado positivo, a lo largo del tiempo, es que los estadounidenses comieron más fruta, granos integrales, frutos secos y legumbres y ácidos grasos poliinsaturados, dijo Wang. También comieron menos grasas trans y carne roja y procesada, y bebieron menos bebidas y jugos azucarados. Pero la ingesta de sal en realidad aumentó.
Los investigadores extrapolaron sus hallazgos y estimaron que la mejora en las dietas previno más de un millón de muertes prematuras y redujo los casos de enfermedades cardiacas en casi un 9 por ciento, los casos de diabetes tipo 2 en casi un 13 por ciento y los de cáncer en un poco más del 1 por ciento.
Según Wang, los hallazgos del estudio sugieren que las dietas más sanas reducen el riesgo de fallecimiento de varias formas. Entre otras cosas, las dietas mejoradas parecen reducir el riesgo de enfermedades crónicas y mejorar el nivel de supervivencia de las personas que tienen esas afecciones. Incluso un año o dos con una dieta mejor parece tener el poder de afectar a las tasas de supervivencia, señaló.
Según Wang, el autor del estudio, las grasas trans casi se han eliminado de la cadena alimenticia, de modo que lo que se necesita ahora es más impuestos sobre las bebidas azucaradas y más regulaciones que requieran que se reduzca la sal en los alimentos.
El estudio aparece en la edición de noviembre de la revista Health Affairs.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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