Uno de cada cinco pediatras de EE. UU. regularmente deja de atender a las familias que rechazan que sus hijos sean vacunados, muestra una encuesta reciente. Los médicos del sur y del noreste son más propensos a adoptar esta estricta postura, dijo el autor líder del estudio, el Dr. Sean O’Leary, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas del Hospital Pediátrico de Colorado, en Denver.
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Pero O’Leary dijo que ha escuchado, en forma de anécdota, que pediatras en todo el país se han visto presionados para que rechacen atender a niños sin vacunar, tras el brote de sarampión que ocurrió en Disneyland a principios de año.
“He oído que la práctica se ha vuelto más común, sobre todo en California, tras el brote”, dijo O’Leary. “Los padres dicen que no desean llevar a sus hijos a clínicas junto con niños no vacunados y exponerlos al riesgo, de forma que hay presión parental sobre algunos pediatras”.
Hay un acalorado debate médico en curso sobre el derecho de los médicos a denegar el tratamiento a los niños cuyos padres se oponen a las vacunas, añadió O’Leary.
Tanto la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. desaconsejan esa estrategia, señalaron los autores del estudio en la información de respaldo. La encuesta aparece en la edición en línea del 2 de noviembre de la revista Pediatrics, una publicación de la academia.
Esas organizaciones instan a los médicos a seguir tratando a los hijos de los padres renuentes a las vacunas, y a crear una relación de confianza que podría conducir a que los padres se convenzan de la seguridad y de la necesidad de las vacunas infantiles.
Para ver qué tan común se ha hecho la práctica de dejar de atender a las familias antivacunas, los investigadores realizaron una encuesta a 815 pediatras y médicos de familia en 2012. Alrededor del 66 por ciento de los médicos respondieron a la encuesta.
Los encuestados dijeron que en general es raro que un padre se niegue a vacunar a sus hijos. En general, el 83 por ciento de los médicos reportaron que un 1 por ciento o menos de los padres rehúsan una o más vacunas infantiles en un mes normal.
Cuando eso sucede, el 21 por ciento de los pediatras y el 4 por ciento de los médicos de familia dijeron que “siempre” o “con frecuencia” dejan de atender a las familias, según los resultados de la encuesta.
Los pediatras propensos a dejar de atender a las familias por las vacunas tienen casi cinco veces más probabilidades de trabajar en un consultorio privado, y cuatro veces más probabilidades de ser de un estado del sur que no permite exenciones filosóficas a las vacunas.
Los pediatras adoptan esa postura por varios motivos, dijeron O’Leary y el Dr. H. Dele Davies, miembro del comité de enfermedades infecciosas de la Academia Americana de Pediatría.