En el momento del diagnóstico, la enfermedad se había propagado más allá del ojo en el 33 por ciento de los niños hispanos y en el 28 por ciento de los niños que vivían en los vecindarios pobres, halló el estudio. En los niños no hispanos y en los de los vecindarios más acomodados, la tasa fue solo del 20 por ciento, dijeron los investigadores.
Se tuvo que extirpar el ojo enfermo a casi tres cuartas partes de los niños hispanos, al igual que al 74 por ciento de los niños negros y de origen asiático, según el estudio. Y solamente se extirpó el ojo enfermo a un poco menos de dos terceras partes de los niños blancos, según el estudio.
Se extirpó el ojo enfermo a un poco más de tres cuartas partes de los niños que vivían en las áreas pobres. Por el contrario, se extirpó el ojo con el tumor al 64 por ciento de los que vivían en los vecindarios más ricos, dijeron los investigadores.
La investigación aparece en la edición del 5 de octubre de la revista JAMA Pediatrics.
“A pesar de los avances en las últimas décadas en la atención médica de los niños con cáncer, siguen existiendo disparidades. Estas diferencias podrían tener consecuencias en los niños de varias formas, en función del tipo de cáncer y del tratamiento recibido”, anotó Rodríguez-Galindo.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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