El declive promedio del 12 por ciento en la ingesta calórica distó mucho del objetivo del 25 por ciento, pero los participantes mantuvieron la restricción calórica durante los dos años completos del estudio.
Las personas en el grupo de restricción calórica no presentaron ninguno de los cambios en el metabolismo que se observaron en los estudios anteriores con animales. Pero sí tuvieron mejoras significativas en varios factores de predicción de la enfermedad cardiaca, como una reducción del 6 por ciento en el colesterol total, una reducción del 4 por ciento en la presión arterial, y un aumento en el nivel de colesterol HDL “bueno”.
La restricción calórica también condujo a una reducción del 47 por ciento en los niveles de la proteína reactiva C, un marcador de inflamación vinculado con la enfermedad cardiaca. También se observó una reducción en la resistencia a la insulina, un factor de riesgo de la diabetes.
Los niveles de un marcador de la actividad tiroidea se redujeron en más de un 20 por ciento. Algunos estudios han sugerido que una actividad tiroidea más baja podría asociarse con una mayor longevidad.
Pero algunas personas del grupo de restricción calórica contrajeron una anemia temporal. Algunos presentaron reducciones mayores de lo anticipado en la densidad ósea, encontró el estudio. Estos hallazgos resaltan la importancia de la monitorización médica durante la restricción calórica, según los autores del estudio.
Hadley dijo que es importante ver si la reducción calórica ofrecería beneficios adicionales a largo plazo. Y comentó que sería útil averiguar si la pérdida de peso por la reducción calórica ofrece más beneficios que la pérdida de peso inducida por el ejercicio.
El estudio aparece en la edición de septiembre de la revista Journal of Gerontology: Medical Sciences.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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