Por lo general, las mujeres embarazadas no suelen tener ataques cerebrales, dijo Pride, pero hay “aspectos singulares” que se dan en el embarazo que aumentan un poco el riesgo, como cambios en el volumen del cuerpo y una tendencia, en los últimos meses, a que se coagule la sangre. Hernandez también tiene un huequito en el corazón que quizás haya facilitado el desplazamiento del coágulo al cerebro, comentó Pride.
En un estudio publicado en 2015 la revista científica Obestrics & Gynecology, los resultados muestran que las hospitalizaciones por ataques cerebrales vinculados al embarazo subieron un 61,5% de 1994 a 2011, de 3 ataques cerebrales por cada 10.000 hospitalizaciones por un ataque cerebral vinculado al embarazo a 4,8 ataques cerebrales. Una tercera parte de los ataques cerebrales ocurrieron posparto.
En diciembre, Hernandez dio a luz a Alissa.
Ahora toma aspirina para bebés todos los días y hace ejercicio, camina o usa el andador en su casa.
Mientras jugaban Jayden y Alissa en la sala, Garcia estaba sentado cerca de su esposa y agregó, “esa es la misma bella mujer de la que me enamoré”. Y se siente muy orgulloso de su hijo, quien “reaccionó inmediatemente cuando su mami más lo necesitaba”.
Después del ataque cerebral, dijo Garcia, su hijo tenía miedo de que le pasara otra vez. Jayden se apegó más a su mamá y quería estar junto a ella en todo momento.
“Él quiere mucho a su mami”, dijo Garcia.
Sara Granados, la mamá de Hernandez, se siente agradecida para con su nieto por ayudar a salvar a su hija y a su nieta.
“Porque si no hubiera sido así, sabrá Dios que hubiera pasado”, dijo la mujer de 59 años, quien era consolada por su hija mientras lloraba.
Mientras la familia compartía sus recuerdos, Jayden insistía que su hermanita quería decir unas palabras –o más bien balbucir.
Cuando se le pidió a Alissa que compartiera algo sobre su hermano, se le ayudó. Jayden susurró, “di que te gusta jugar conmigo”.