California se convierte en el quinto y más grande estado del país en permitir a los pacientes terminales enfermos acabar con sus propias vidas.
Con la ley sobre el derecho a morir del estado en vigencia, el porcentaje de adultos terminalmente enfermos de EE. UU. que pueden solicitar asistencia médica para morir saltará de un 4 a un 16 por ciento, según el grupo de defensoría Compassion & Choices.
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Se anticipa que hasta 34,000 californianos terminalmente enfermos al año pidan a sus médicos información sobre la ley, según el grupo, y que cada año se emitan hasta 1,500 recetas. Esa estimación se basa en las experiencias de los estados que ya han promulgado leyes parecidas.
“Sabemos que en Oregón, por cada receta emitida, 25 personas preguntan sobre el proceso”, dijo Sean Crowley, vocero nacional de Compassion & Choices.
La Dra. Catherine Sonquist Forest, médica familiar de la Universidad de Stanford, cree que la ley reconfortará a los pacientes que se enfrentan a enfermedades mentales.
“Los estudios han demostrado que simplemente tener la opción de ayuda médica para morir y la capacidad de acortar un proceso de agonía inaguantable ofrece una gran paz mental a las personas terminalmente enfermas y a sus familias”, señaló Sonquist Forest, directora médica del Centro de Salud Stanford en Los Altos, y profesora clínica asistente de Stanford Medicine.
“Me alivia que a partir de hoy, los adultos de California terminalmente enfermos y mentalmente capaces con un pronóstico médico de seis meses o menos de vida tendrán la opción de solicitar asistencia recetada por el médico para morir”, añadió.
Tres estados ya han promulgado leyes sobre el derecho a morir: Oregón, Washington y Vermont. Una corte dictaminó que la asistencia médica para morir es legal en Montana.
Elizabeth Wallner, una madre soltera de 52 años de edad de Sacramento, California, dijo a los reporteros que se siente “agradecida” de tener la opción que la nueva ley ofrece.
Wallner ha estado batallando contra un cáncer de colon avanzado desde marzo de 2011, sometiéndose a 18 semanas de quimioterapia, seis cirugías para extirpar partes de su hígado, pulmón, diafragma, vesícula biliar y colon, y radioterapia adicional. Desde entonces, el cáncer se ha propagado al hígado y a los pulmones.
Una vez la ley entre en vigencia, “podré pedir a mis médicos una receta de medicamentos que puedo decidir tomar si mi sufrimiento se hace intolerable en mis últimos días”, dijo Wallner el miércoles en una conferencia de prensa presentada por Compassion & Choices. “Esto me permitirá tener cierto control y morir en paz en casa mientras duermo, rodeada de mis seres queridos, en lugar de llena de miedo, sufriendo dolor o, incluso peor, en el hospital”.