La mitad de adultos latinos no realiza los 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada –como por ejemplo caminar, hacer aeróbicos acuáticos o bailar– que se recomiendan de forma semanal, de acuerdo a datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud.
Marquez escogió los bailes latinos para el estudio porque encajarían culturalmente con los participantes. Él y un instructor de salsa local diseñaron un curso de cuatro meses de duración que incorporó ocho horas de cada uno de los bailes, merengue, cha cha cha, bachata y salsa.
Más que la raza o la etnia, es el nivel de educación y el nivel socioeconómico de una persona lo que afecta la tolerancia, la habilidad o el deseo que tenga esa persona de hacer ejercicio, dijo Velasco, un cardiólogo que ejerce en el Baylor Jack and Jane Hamilton Heart Hospital.
La educación, agregó, tiene un papel aún más importante que el nivel económico en predecir los hábitos de ejercicio porque “una persona que no tiene grandes recursos económicos pero que tiene educación, generalmente sabe que el ejercicio hace bien y está más dispuesto [a] hacerlo”.
Eloy Guerrero, un participante en el estudio que tiene 73 años de edad y que se jubiló de trabajar de conserje, dijo que el programa de Márquez le ayudó a bajar 50 libras.
Guerrero dijo que la experiencia le volvió a despertar la pasión que siente por el baile, y ahora toma clases de ballet folklórico mexicano y danza azteca. También está propagando entre sus amigos más sedentarios cuáles son los beneficios de bailar.
“Yo quiero motivar a las personas de la tercera edad”, dijo Guerrero.
Artículo es cortesía de, American Heart Association News