Además, todos los participantes del estudio vivían en la ciudad de Nueva York, que tiene una población muy densa, y algunos eran trabajadores de la atención de la salud. Shaman dijo que la tasa y la velocidad de las reinfecciones en el grupo quizá no se observen en otros lugares.
Lee, que no participó en el estudio, se mostró de acuerdo en que es difícil saber qué tipo de relevancia tienen estos hallazgos en la pandemia actual. “El problema de este nuevo coronavirus es que tiene una conducta distinta”, dijo.
La comparación más cercana posible, indicó Lee, es con el SARS-CoV, el virus que provocó el brote de SRAS en varios países en 2003. Los estudios han encontrado que las personas que se recuperaron del SRAS mantuvieron anticuerpos durante un promedio de dos años.
Pero Shaman advirtió que la mera presencia de anticuerpos no equivale a la inmunidad. Deben ser unos anticuerpos efectivos, y en cantidades suficientes.
Esas preguntas son importantes no solo para los individuos, sino también para la política pública. Algunos gobiernos han propuesto la emisión de “pasaportes de inmunidad” para las personas que tengan resultados positivos de anticuerpos del SARS-CoV-2, para permitirles volver al trabajo o viajar, con la suposición de que no enfermarán de nuevo.
Pero la Organización Mundial de la Salud ha desaconsejado la idea, diciendo que no hay evidencias de que tener anticuerpos contra el nuevo coronavirus garantice la protección contra la reinfección.
Lee subrayó ese punto. “Hacerse las pruebas de anticuerpos es útil”, afirmó. “Si los tiene, quizá tenga inmunidad. Pero no se puede dar por sentado”.