También, en comparación con las escuelas en que la mayoría de estudiantes son blancos, las escuelas con mayorías hispanas tienden a tener unas normas más flojas respecto a los refrigerios y bebidas escolares, tienen menos probabilidades de implementar las directrices nacionales sobre la nutrición y más probabilidades de estar rodeadas de restaurantes de comida rápida y tiendas que venden refrigerios, halló el estudio.
Esto es importante porque mientras más cerca están las escuelas a los restaurantes de comida rápida, más altas son las tasas de sobrepeso y obesidad entre los estudiantes hispanos, según el informe.
Casi el 40 por ciento de los niños y adolescentes hispanos de 2 a 19 años de edad tienen sobrepeso o son obesos, frente al 28.5 por ciento de los niños y adolescentes blancos en ese grupo de edad, apuntaron los investigadores.
“Respaldar la nutrición y la actividad física en las escuelas fomenta una cultura de salud en que todo el mundo se ve empoderado para vivir la vida más saludable posible”, afirmó Ramírez en un comunicado de prensa de la universidad.
El informe sugirió que muchas políticas escolares pueden mejorar la nutrición y aumentar la actividad física de los estudiantes hispanos. Entre ellas se encuentran reducir el acceso a los refrigerios y bebidas malsanas, unos estándares nutricionales más estrictos para los refrigerios escolares, eliminar las bebidas azucaradas, ofrecer programas estructurados de actividad física durante y después de la escuela, y hacer que para los estudiantes sea más seguro ir a la escuela a pie y en bicicleta.
El porcentaje de estudiantes hispanos inscritos en las escuelas públicas de EE. UU. está en aumento, y se anticipa que alcance un estimado del 30 por ciento en 2023, según las notas de respaldo del informe.
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Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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