importante, dijo Sievenpiper.
En algunas revisiones de datos, “los análisis con estudios pequeños producen efectos grandes que disminuyen con el tiempo a medida que aumenta el tamaño de las muestras y la precisión de los resultados. Es lo que vimos, por ejemplo, con el aceite de pescado”, indicó. “Pero en este caso, nada ha cambiado”.
En la opinión de Jenkins, “estos datos respaldan con firmeza la lógica de la afirmación [de respaldo] de la FDA sobre la soya y la salud cardiaca”.
El nuevo análisis no recibió financiación directa de la industria de la soya. Pero un comunicado de prensa de la universidad afirma que “Jenkins y Sievenpiper han recibido respaldo del gobierno, de organizaciones sin fines de lucro y fuentes de la industria, algunas de las cuales incluyen a compañías y grupos industriales que producen o promueven la soya y otros alimentos de origen vegetal”.
Dos expertas en nutrición tuvieron