Para el nuevo estudio, un equipo dirigido por el Dr. Arshed Quyyumi, codirector del Instituto Clínico de Investigación Cardiovascular Emory de la Universidad de Emory, en Atlanta, reclutó a casi mil personas. La media de edad de los voluntarios del estudio fue de 49 años. Alrededor de un tercio de los participantes eran hombres, y un 39 por ciento eran negros.
Todos los voluntarios del estudio estaban libres de enfermedad cardiaca al inicio del ensayo. Tampoco habían sido diagnosticados con una afección de salud mental.
Los participantes del estudio completaron cuestionarios sobre la depresión y la actividad física. Los investigadores también revisaron varios indicadores tempranos de enfermedad cardiaca.
Según Quyyumi, los hallazgos del estudio resaltan el vínculo entre la depresión y el riesgo de enfermedad cardiaca.
“Esta investigación también demuestra los efectos positivos del ejercicio para todos los pacientes, incluso los que tienen síntomas depresivos”, enfatizó Quyyumi en un comunicado de prensa de la revista.
Pero no se sabe si el ejercicio reduciría la depresión y el riesgo de malos resultados en las personas con una enfermedad cardiaca, dijo Quyyumi.
Samantha Heller, fisióloga del ejercicio del Centro Médico de la Universidad de Nueva York, en la ciudad de Nueva York, dijo que “el cuerpo humano es un gran laboratorio químico que no solo rige nuestra salud, sino también nuestros estados mentales y emocionales”.
La enfermedad cardiaca podría ser resultado del estilo de vida, el ambiente, la genética y la edad, apuntó. Y todas esas cosas pueden tener un impacto en nuestro bienestar psicológico, añadió Heller.
Los efectos de la enfermedad cardiaca sobre nuestro bienestar psicológico podrían tener varios puntos de origen, explicó. Por ejemplo, un aumento en la inflamación y un flujo sanguíneo limitado podrían tener efectos bioquímicos y biomecánicos indirectos o directos sobre el cerebro.
“El cuerpo humano está diseñado para moverse, tanto física como biomecánicamente”, aseguró.
“Cuando hacemos ejercicio, esos sistemas se activan más para adaptarse a los desafíos presentados, por ejemplo al aumentar la resistencia, fortalecer los músculos y los huesos, mejorar el estado de ánimo y reducir la ansiedad”, expuso Heller.
Añadió que el ejercicio también ayuda a mantener la salud arterial y fortalece al músculo cardiaco.
“Y en el cerebro, el ejercicio aumenta la actividad de las neuronas y la función vascular, y produce compuestos que fomentan la salud cerebral. Todas esas cosas pueden tener efectos importantes sobre el estado de ánimo, la memoria y la emoción”, aseguró Heller.
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Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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