un crucero con barra ilimitada de alimentos y bebidas, o un viaje en carretera en el que vuelve a surtir los refrescos y las papitas en cada parada.
“A veces tenemos la tendencia de viajar y pensar que hay que aprovechar todo al máximo”, dijo Andrea D’Ambrosio, dietista y asesora de nutrición en Kitchener, Ontario. “Nos convencemos diciendo, ‘esto no lo puedo comer en casa, pero cuando viajo hay bebidas ilimitadas y bufets y pienso atracarme de todo’.
“La meta es tratar que los hábitos alimenticios de las vacaciones sean parecidos a los normales”. Por ejemplo, comentó, mantenga un horario regular y programado de cuatro a seis horas entre comidas y empaque meriendas saludables “para que no se muera de hambre en algún momento”.
En cualquier caso, D’Ambrosio sabe que la comida es una parte muy preciada de las vacaciones.
“Si va a Italia disfrute la pasta y el vino”, dijo. Pero también aconseja mantener un equilibrio sano y limitar las calorías líquidas, “porque estas son tramposas”. Es más