En el estudio actual, deseaba ver si los datos del mundo real respaldarían esos hallazgos. Pero Prather anotó que el estudio no fue diseñado para probar una relación causal.
Prather utilizó datos de unas encuestas de gran tamaño, el Examen Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) de EE. UU., de 2005 a 2012. Examinó los expedientes de casi 23,000 hombres y mujeres con una edad promedio de 46 años. Los voluntarios del estudio reportaron sobre la duración del sueño, si tenían problemas o trastornos del sueño, y si habían sufrido de un resfriado u otra infección, como la gripe, la neumonía o una infección de oído, en el mes anterior.
La nueva investigación se hace eco de algunos hallazgos de estudios anteriores, apuntó Sheldon Cohen, profesor de psicología de la Universidad de Carnegie Mellon, en Pittsburgh. Cohen había estudiado antes los hábitos de sueño y la susceptibilidad a los resfriados. “Hallamos que siete horas es más o menos el punto de inflexión”, dijo. “Básicamente, las personas que dormían menos de siete horas tenían un riesgo más alto”.
Otros factores, como una falta de ejercicio, podrían explicarlo, dijo. Pero aun así, “los datos sugieren que el sueño podría estar alterando la función inmunitaria de alguna forma”, y que un sueño suficiente la ayuda.
Las personas pueden lograr dormir mejor, afirmó Prather. Levantarse a la misma hora todos los días es un punto de inicio, dijo. “Asegúrese de que su habitación esté fresca, silenciosa y oscura”, aconsejó. “Tenga un periodo de relajación [antes de irse a dormir]”.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
© Derechos de autor 2016, HealthDay