Poco después, lanzó Chef with a Heart, una empresa dedicada a enseñarle a las personas con enfermedad del corazón cómo preparar comidas sanas y sabrosas. Ha colaborado con chefs en restaurantes locales para ayudarles a desarrollar platillos saludables que pueden comer pacientes con enfermedad del corazón. También le ayuda a pacientes a leer las etiquetas de información nutricional y a preparar versiones más saludables de sus platillos favoritos.
Este miércoles, Amanda, quien también es miembro del Latina Leadership Circle de la AHA, subirá nuevas recetas a su página. Ese día se ha designado como El Día Nacional de Comer Sano, y se conmemora poco después que la organización lanzara en septiembre la campaña +color, una iniciativa para ayudar a los estadounidenses a que le agreguen más color a sus platos. Subway patrocina la campaña, que recibe apoyo de Aguacates Frescos –Saborea Uno Hoy.
Sonia DeJesus, la mamá de Amanda, dijo que la dedicación de su hija para mantenerse sana y para ayudar a otros hacerlo es un modelo de inspiración. Amanda, su hija más pequeña, nació con un defecto congénito del corazón y se le tuvo que hacer una cirugía a las dos semanas de nacida. A los 13 años, se le diagnosticó con miocardiopatía, y se le puso un marcapasos. Dos años después, le diagnosticaron insuficiencia cardíaca.
“Desde el primer día que dio su primer respiro, estuvo empeñada determinada a superar lo que fuera”, dijo Sonia, una ejecutiva en una aseguradora.
Para Sonia, quien sufre de lupus y artritis reumatoide, su hija ha sido una fuente de fortaleza para sobrellevar sus propios problemas de salud.
La hermana mayor de Amanda, Melody Soto Clark, dijo que no podía creer que la adolescente que no podía hervir agua es ahora un chef. Melody tuvo que hacerse cirugía de niña por un hueco que tenía en su corazón. Dice que su hermana es una persona valiente.
“No es una víctima”, aseveró.
Alicia Pace dice que la transformación de su amiga ha sido más evidente desde que empezó sus actividades como voluntaria con la AHA el año pasado. Ayudar a otros, dijo, “realmente le ha llenado de vida y de luz”.
Los recuerdos de cómo le cambió su vida son aún vívidos para Amanda. De la noche a la mañana, la adolescente quien fuera activa tuvo que dejar de jugar baloncesto, hacer atletismo y montar bicicleta y en su lugar, aprender a tomar un sin fin de medicamentos para mantenerse viva.
Amanda dijo que le fue difícil entablar amistades en la secundaria porque no compartían sus vivencias. Por eso pasaba su tiempo con los maestros y los entrenadores. Sus amigos más cercanos eran otras personas que habían tenido trasplantes.
El muchacho con el que fue a la fiesta de graduación había recibido un trasplante. Murió aproximadamente un año y medio después.
A pesar de las pérdidas que ha vivido, Amanda ha seguido luchando. Dijo que se reta para honrar a su donante.
A los 13 años los médicos le dijeron que no podía jugar al deporte. Pero se inscribió en los Transplant Games of America hace dos años porque “no creo en el nunca jamás”.
Participó en el equipo mixto de baloncesto, caminó la carrera 5K con su familia y amistades y ganó medallas en las competencias de lanzamiento de bala y en la de lanzamiento de disco.
Su mamá y su hermana dijeron que Amanda está recuperando tiempo perdido –los años de su niñez que no pudo ser niña. Disfruta mucho jugar con sus sobrinos y es aficionada de las historietas de Marvel. Su cuarto está lleno de objetos de colección de los superhéroes. Su favorito es el Hombre de Hierro –su apodo cuando le pusieron el marcapasos.
En su labor de voluntaria, Amanda anima a los supervivientes de enfermedad del corazón a que se cuiden y les recuerda a quienes son papás que se cercioren de llevar a sus hijos a chequeos médicos habitualmente, especialmente si la familia tiene un historial de enfermedad del corazón.
“Vuelvo siempre a la comida”, concluyó. “Lo que uno ingiere sí hace la diferencia”.