Más de una tercera parte de las personas con un cáncer incurable siguen trabajando a pesar de tener una enfermedad mortal, según un nuevo estudio. Además, lo más probable es que sigan trabajando hasta que enfermen demasiado como para seguir haciéndolo, según los investigadores.
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La gravedad de los síntomas de un paciente de cáncer es el factor más importante con respecto a si deja de trabajar, informaron los investigadores el 21 de diciembre en la revista Cancer.
“El factor que se asoció de manera más firme con dejar de trabajar fue que los síntomas fueran muy adversos”, dijo la investigadora principal, la Dra. Amye Tevaarwerk, oncóloga en la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin. “No era ni dónde está localizado el cáncer, ni el sexo de la persona, ni el tratamiento que estuviera recibiendo”.
Se estima que se ha diagnosticado un cáncer a 4.8 millones de estadounidenses con edad de trabajar, incluyendo muchos que son incurables, según las notas de respaldo del estudio.
Pero pocos estudios han investigado cuántas personas deciden seguir trabajando aunque les quede poco tiempo de vida, dijo Tevaarwerk.
Para investigar esta cuestión, Tevaarwerk y su equipo de investigación analizaron los datos de un proyecto de investigación sobre el cáncer que dio seguimiento a algo más de 3,000 pacientes que recibían un tratamiento por uno de los tipos de cánceres sólidos más habituales: de mama, de próstata, de colon o de pulmón.
Los investigadores se centraron en 668 personas en edad de trabajar con un cáncer que se había propagado a otras partes de su cuerpo. Hallaron que 236 (el 35 por ciento) trabajaban a tiempo completo o parcial.
“Eso es una cifra bastante alta”, dijo Tevaarwerk. “Estos pacientes, que podrían tener una esperanza de vida de entre 1 y 5 años, siguen teniendo un empleo remunerado”.
Tevaarwerk ofreció una explicación anecdótica basada en los pacientes que ella ve como oncóloga.
“Probablemente los pacientes estén trabajando por varias razones”, comentó. “Algunos necesitan el dinero o el acceso al seguro médico. Pero, para otros, el trabajo es una fuente de respaldo social, una distracción de sus problemas de salud y una sensación de normalidad en sus vidas. Se trata de una combinación compleja”.