Consumir menos azúcar (no calorías) es la clave para reducir el riesgo de enfermedades cardiacas entre los niños obesos, sugiere un nuevo estudio.
Controlar la ingesta de azúcar de los niños mejoró sus niveles de triglicéridos (un tipo de grasa o “lípido” en la sangre) además de sus niveles de una proteína asociada con la enfermedad cardiaca, conocida como ApoC-III, descubrieron los investigadores.
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“Las respuestas de lípidos en la sangre de estos niños es nada menos que sorprendente, y no está relacionado con las calorías ni con el cambio de peso”, dijo el segundo autor del estudio, el Dr. Robert Lustig, endocrinólogo pediátrico en el Hospital Pediátrico Benioff de la Universidad de California, de San Francisco.
“Para llegar a este grado de reducción de lípidos y proteínas simplemente comiendo menos, un paciente necesitaría perder. . . una quinta parte de su peso corporal”, explicó Lustig en un comunicado de prensa de la universidad.
El estudio contó con 43 niños obesos de 9 a 18 años de edad que tenían al menos un trastorno del metabolismo crónico, como hipertensión, un nivel alto de triglicéridos o un marcador de hígado graso. Todos los niños eran negros o hispanos. Esos grupos tienen un riesgo más alto de trastornos que alteran el metabolismo normal, indicaron los investigadores.
Durante nueve días, los niños comieron y bebieron tal y como lo harían normalmente con una excepción: todos los alimentos azucarados, como el yogur azucarado y los pasteles, fueren reemplazados por artículos almidonados, como bagels y pizza.
En general, la cantidad de azúcar en la dieta de los niños se redujo desde el 28 por ciento a solamente el 10 por ciento de las calorías totales, y la fructosa se redujo desde el 12 por ciento hasta el 4 por ciento del total de calorías, mostraron los hallazgos.