En el contexto de las enfermedades cardiovasculares, una reacción exagerada a demasiado sodio en la dieta puede ser igual de peligroso a tener la presión arterial alta. Pero, de acuerdo a un informe de la American Heart Association emitido la semana pasada, tendrán que pasar muchos años antes de que los investigadores puedan, ya en la práctica de la medicina rutinaria, detectar y tratar una condición identificada como susceptibilidad a la sal.
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Según un estudio del año 1996, se calcula que uno de cada cuatro estadounidenses es susceptible a la sal a pesar de tener presión arterial normal, y que, aproximadamente la mitad de las personas que tienen la presión arterial alta, son susceptibles a la sal. En otro estudio del año 1996, se encontró que esa cifra aumenta a tres de cada cuatro personas en afroamericanos con presión arterial alta.
La susceptibilidad a la sal se determina cuando la presión arterial de una persona resulta ser mayor cuando consume la misma cantidad de sal, en comparación con una persona que tiene tolerancia a la sal.
La doctora Cheryl Laffer, M.D., Ph.D., directora del comité que redactó el nuevo informe, aconseja a sus pacientes con presión arterial alta que eviten consumir mucha sal porque eso aumenta el riesgo de tener susceptibilidad a la misma.
Incluso, la condición tiene implicaciones de salud más generales, mencionó.
“Lo importante no es solamente que [la susceptibilidad a la sal] afecta la presión arterial alta, sino que que es un indicador de riesgo cardiovascular”, dijo Laffer, directora de servicios de hipertensión en la Escuela de Medicina de la Universidad de Vanderbilt en Nashville. “Las personas que tienen susceptibilidad a la sal, aún cuando no tengan presión arterial alta, también tienen un riesgo cardiovascular más alto”.
Se considera que la condición es un factor tan significativo como la presión arterial alta, pero se desconoce mucho sobre ella, dijo Fernando Elijovich, M.D., coautor del informe y profesor de medicina en Vanderbilt.
La falta de límites uniformes para la susceptibilidad a la sal, y de métodos para estudios de detección para la suscpetibilidad a la sal, impulsó el nuevo informe, dijo Elijovich. “Es muy desorganizada la manera que esto se investiga en seres humanos “.
Por ejemplo, los investigadores han usado diferentes umbrales de tolerancia para definir la susceptibilidad a la sal. En el informe, esta se define como una disminución sostenida en la presión sistólica –el número superior en la lectura de la presión arterial– de por lo menos 10 mmHg, después de llevar a cabo exámenes en los que se eleva la cantidad de sodio, se restringe severamente el sodio, se miden los cambios que resultan en la presión arterial, y se mide continuamente el sodio en la orina.
Los cambios de la presión arterial se miden hasta veinticuatro horas después de reducir el sodio.
El proceso es “increiblemente laborioso” y se restringe a los entornos de investigación, dijo Elijovich. Además requiere tres días de hospitalización. Algunos investigadores usaron exámenes de pacientes ambulatorios quienes fueron sometidos a varias semanas de control estricto de la dieta.
Encontrar un examen de laboratorio simple para detectar la susceptibilidad a la sal es “nuestro sueño”, dijo Laffer.
“Quizás en menos de una década tendremos un examen razonable que se pueda usar en una clínica”, dijo Elijovich. Pero, por ahora, añadió que, “no se obtiene un diagnósito certero con un solo examen y no existe un tratamiento específico”.
El informe detalla cómo el cuerpo maneja el exceso de sodio, ya que los riñones, el corazón y el sistema nervioso pueden ser afectados por el efecto que tiene la susceptibilidad a la sal sobre la presión arterial.
“Hasta hace poco, la teoría prevaleciente fue que la [susceptibilidad a la sal] era culpa de los riñones”, dijo Laffer.
Los investigadores pensaron que la presión arterial aumentaba para obligar a los riñones a eliminar el exceso de sodio, pero “no es tan sencillo como eso”, añadió. Por ejemplo, el cuerpo puede almacenar el sodio adicional en células musculares y de la piel.
Aunque en algunos estudios se detectaron varios vínculos genéticos en ratas que indicaron la susceptibilidad a la sal, los investigadores aún no han encontrado un componente genético en los seres humanos.
“Tenemos pistas, pero no se ha estudiado porque es difícil hacerlo”, dijo Laffer.
A diferencia de las ratas, “uno no puede reproducir endogámicamente a los seres humanos” para producir alguien que tenga en un cien por ciento la susceptibilidad a la sal, dijo Elijovich. Él sospecha que varios genes interactúan para afectar la susceptibilidad a la sal en las personas.
Las investigaciones se complican por muchos factores que pueden alterar los efectos de la sal sobre la presión arterial de una persona: edad, raza y etnia, así como condiciones existentes como presión arterial alta, diabetes y enfermedad de los riñones crónica.
Ya que no existe un examen determinado ni medicinas específicas, el saber que un paciente con presión arterial alta tiene susceptibilidad a la sal no cambiaría la estrategia de tratamiento, para el Elliott Antman, vicedecano de investigación clínica/ traslación de la Escuela de Medicina de Harvard y médico senior en la división cardiovascular de Brigham and Women’s Hospital en Boston. Antman dijo que tiene que usar los mismos medicamentos que se utilizan para la presión arterial alta y que aconseja los mismos límites del consumo de sodio.
“Nuestros esfuerzos relacionados con la precisión médica pueden ayudar a refinar el genotipo y fenopito de la susceptibilidad en el futuro; todos tenemos que consumir mucho menos sal que lo que hacemos ahora. La American Heart Association recomienda ingerir menos de mil quinientos miligramos de sodio diarios de todas las fuentes”, dijo Antman.