Pronto, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. podría revocar la antigua afirmación de que la soya mejora la salud cardiovascular.
Pero ahora llega una investigación a largo plazo que parece respaldar la idea de que la soya de hecho sí es buena para el corazón.
Unos investigadores canadienses exploraron los resultados de 46 estudios distintos. Su conclusión es que “estos datos respaldan firmemente la lógica subyacente de la afirmación original de la FDA sobre la salud cardiaca y la soya”, señaló el autor principal del estudio, David Jenkins, profesor de ciencias de la nutrición y medicina en la Universidad de Toronto.
John Sievenpiper, coautor y también profesor de ciencias de la nutrición en la universidad, enfatizó que el beneficio general de la soya para la salud del corazón no era demasiado grande, sino tan solo una reducción promedio de un 5 por ciento en los niveles de colesterol.
Pero “si eso se junta con otros alimentos vegetales en un portafolio, se obtiene un efecto mucho más potente”, dijo en un comunicado de prensa de la universidad.
Los hallazgos del equipo llegan mientras la FDA considera la posibilidad de retirar el derecho a una afirmación en las etiquetas de que la soya “podría reducir el riesgo de enfermedad cardiaca”, que la agencia aprobó por primera vez en 1999.
En un anuncio emitido en octubre de 2017, la agencia señaló que estaba sopesando el retiro de la afirmación, “basándonos en nuestra revisión de la totalidad de evidencias científicas públicamente disponibles en la actualidad”.
La FDA afirmó que las evidencias “no respaldan nuestra determinación anterior de que hay un consenso científico significativo entre los expertos cualificados respecto a una afirmación de salud sobre la relación entre la proteína de soya y una reducción en el riesgo de enfermedad cardiaca coronaria”.
Se piensa que la FDA tomará una decisión sobre el tema este verano.
Pero los investigadores de Toronto afirman que su revisión muestra un beneficio cardiovascular constante y a largo plazo.
Observaron los mismos 46 ensayos que la FDA citó en su anuncio de 2017, y encontraron reducciones en el colesterol LDL (el “malo”) y en el colesterol total entre las personas que comían mucha soya. El beneficio pareció ser constante entre los 46 ensayos, añadieron.
Esa constancia es importante, dijo Sievenpiper.
En algunas revisiones de datos, “los análisis con estudios pequeños producen efectos grandes que disminuyen con el tiempo a medida que aumenta el tamaño de las muestras y la precisión de los resultados. Es lo que vimos, por ejemplo, con el aceite de pescado”, indicó. “Pero en este caso, nada ha cambiado”.
En la opinión de Jenkins, “estos datos respaldan con firmeza la lógica de la afirmación [de respaldo] de la FDA sobre la soya y la salud cardiaca”.
El nuevo análisis no recibió financiación directa de la industria de la soya. Pero un comunicado de prensa de la universidad afirma que “Jenkins y Sievenpiper han recibido respaldo del gobierno, de organizaciones sin fines de lucro y fuentes de la industria, algunas de las cuales incluyen a compañías y grupos industriales que producen o promueven la soya y otros alimentos de origen vegetal”.
Dos expertas en nutrición tuvieron opiniones distintas sobre los nuevos datos.
Michelle Milgrim, una dietista registrada que es directora de bienestar de los empleados de Northwell Health en Lake Success, Nueva York, dijo al leer los hallazgos que es probable que la soya tenga un beneficio “modesto” en la salud cardiaca.
“La conclusión es que todavía se puede disfrutar de la proteína de soya como parte de una dieta saludable en general, pero quizá se deba pensar en acciones adicionales para ayudar a reducir el riesgo de enfermedad cardiaca, como el ejercicio, dejar de fumar, reducir el estrés, mantener un peso sano y las visitas de rutina al médico”, planteó Milgrim.
Pero Katrina Hartog, una nutricionista, dijo que la nueva revisión tiene algunos fallos.
De hecho, las “limitaciones de este estudio serían similares a las limitaciones asociadas con la retirada propuesta por la FDA sobre las afirmaciones de salud de la soya”, indicó. Esas limitaciones incluyen “el hecho de que algunos estudios incluidos en el análisis compararon a la soya con una variedad de alimentos alternativos, y otros estudios usaron harina de soya, añadida a alimentos a altas temperaturas, lo que podría posiblemente dañar a la estructura de la proteína de soya, reduciendo así la efectividad de la proteína de soya”.
En la opinión de Hartog “con o sin la afirmación de salud, los alimentos de soya son en general buenos para el corazón y los vasos sanguíneos si reemplazan a opciones menos saludables, como la carne roja o los alimentos proteicos ricos en grasa”.
Jenkins se mostró de acuerdo con esa idea.
“Estamos entrando en una época de proteínas de origen vegetal, y sería una pena si ese cambio se viera socavado” por la retirada de la FDA de la etiqueta de salud cardiaca de la soya, lamentó.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 27 de junio de la revista Journal of the American Heart Association.
Más información
El Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology) ofrece más información sobre una dieta saludable y su corazón.