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Niño De 3 Años Ayuda A Salvar A Su Mamá Embarazada

mother and child

Para Lindaly Hernandez, los detalles de lo que le pasó el día que le dio un ataque cerebral todavía son confusos. Pero su pequeño hijo, Jayden Garcia, recuerda exactamente donde estaba el día que su mamá se cayó en su baño.

Jayden, quien tenía 3 años, estaba jugando en su dormitorio en su casa en Mesquite, Texas cuando oyó los gritos de su mamá. Corrió y le avisó a su abuela que su mamá necesitaba ayuda.

“Me espanté porque yo creía que se pegó muy duro”, dijo el niño quien añadió que tenía un chichón en la cabeza que sangraba.

Alissa Garcia, izquierda, y su hermano, Jayden. (Foto cortesía de Lindaly Hernandez)

Cuando tuvo un ataque cerebral en mayo de 2015, Hernandez tenía dos meses y medio de embarazo. La mujer de 28 años dijo que había tenido las náuseas y los vómitos comunes y corrientes del embarazo antes de irse contra la cortina de baño y caer sobre el piso de losa. El lado izquierdo de su cuerpo estaba paralizado y se dio cuenta que arrastraba las palabras cuando llamó a su hijo para que le ayudara.

A Hernandez se le corta la voz y le salen lágrimas al recordar que pensaba que Dios y su papá, quien había fallecido hacía poco, velaban por ella mientras los paramédicos la trasladaban rápidamente al hospital.

“A ellos dos nada más los tenía en mi mente”, comentó.

La familia dice que la reacción inmediata de Jayden ayudó a que se le diera tratamiento rápidamente antes que el ataque cerebral le causara daños cerebrales graves.

El esposo de Hernandez, Jimmy Garcia, estaba trabajando aproximadamente a una hora de distancia cuando se enteró que su esposa iba camino al hospital. Poco después lo llamó un médico para pedirle su autorización para darle a su esposa un medicamento que podría causar la pérdida del bebé.

Lindaly Hernandez y sus hijos Alissa y Jayden. (Foto cortesía de Lindaly Hernandez)

“Tenía tanto miedo porque, básicamente, me dijeron que podía perder a uno [de ellos] hoy”, dijo el hombre de 30 años. “Fue una de las cosas más díficiles que he tenido que hacer”.

A Hernandez le estaba dando un ataque cerebral isquémico, el ataque cerebral más común causado por una obstrucción en un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro. Los médicos necesitaron darle un fármaco llamado tPA, la forma abreviada de activador tisular del plasminógeno, que podía disolver el coágulo.

Se le trasladó rápidamente por ambulancia al centro de tratamiento para ataques cerebrales del UT Southwestern Medical Center en Dallas para que se le hiciera un procedimiento relativamente nuevo para tratar coágulos grandes con un tipo de endoprótesis vascular para atrapar y remover el coágulo. Unas cuatro horas después de llegar a la primera sala de emergencia, se le restauró el riego sanguíneo al cerebro de Hernandez.

“Si esta artería no se habría abierto a tiempo, pudo haber quedado muy discapacitada”, dijo Lee Pride, M.D., un neuroradiólogo intervencionista en UT Southwestern.

Por lo general, las mujeres embarazadas no suelen tener ataques cerebrales, dijo Pride, pero hay “aspectos singulares” que se dan en el embarazo que aumentan un poco el riesgo, como cambios en el volumen del cuerpo y una tendencia, en los últimos meses, a que se coagule la sangre. Hernandez también tiene un huequito en el corazón que quizás haya facilitado el desplazamiento del coágulo al cerebro, comentó Pride.

En un estudio publicado en 2015 la revista científica Obestrics & Gynecology, los resultados muestran que las hospitalizaciones por ataques cerebrales vinculados al embarazo subieron un 61,5% de 1994 a 2011, de 3 ataques cerebrales por cada 10.000 hospitalizaciones por un ataque cerebral vinculado al embarazo a 4,8 ataques cerebrales. Una tercera parte de los ataques cerebrales ocurrieron posparto.

Lindaly Hernandez, centro, su mamá, esposo e hijos. (Foto cortesía de Lindaly Hernandez)

En diciembre, Hernandez dio a luz a Alissa.

Ahora toma aspirina para bebés todos los días y hace ejercicio, camina o usa el andador en su casa.

Mientras jugaban Jayden y Alissa en la sala, Garcia estaba sentado cerca de su esposa y agregó, “esa es la misma bella mujer de la que me enamoré”. Y se siente muy orgulloso de su hijo, quien “reaccionó inmediatemente cuando su mami más lo necesitaba”.

Después del ataque cerebral, dijo Garcia, su hijo tenía miedo de que le pasara otra vez. Jayden se apegó más a su mamá y quería estar junto a ella en todo momento.

“Él quiere mucho a su mami”, dijo Garcia.

Sara Granados, la mamá de Hernandez, se siente agradecida para con su nieto por ayudar a salvar a su hija y a su nieta.

“Porque si no hubiera sido así, sabrá Dios que hubiera pasado”, dijo la mujer de 59 años, quien era consolada por su hija mientras lloraba.

Mientras la familia compartía sus recuerdos, Jayden insistía que su hermanita quería decir unas palabras –o más bien balbucir.

Cuando se le pidió a Alissa que compartiera algo sobre su hermano, se le ayudó. Jayden susurró, “di que te gusta jugar conmigo”.

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