Ramona Santana se apuntó inmediatamente cuando una mujer llegó a su puerta para reclutarla para un estudio de la salud de hispanos y latinos en Estados Unidos.

La mujer de 63 años tiene diabetes Tipo 2 y espera que los investigadores encuentren una cura.

“Casi todo el mundo está padeciendo de diabetes”, dijo Santana, una trabajadora de fábrica jubilada quien vive en el Bronx, New York. “Entonces debemos de por lo menos permitir que rebusquen nuestro sistema inmunológico para que determinen o encuentren la cura de esa enfermedad, porque es muy dura”.

Santana siente orgullo de participar en el estudio. “Mejorando la calidad de salud es mejorar la calidad de vida”, dijo Santana, oriunda de la República Dominicana que se trasladó a Estados Unidos hace 41 años. Su esposo, Miguel Santana, de 80 años, también participa en el proyecto, llamado Estudio de la Salud de la Comunidad Hispana/Estudio de los Latinos, o HCHS/SOL por sus siglas en inglés.

Por casi una década, decenas de investigadores cardiovasculares se han beneficiado de la información de salud que han proporcionadolos Santana y más de 16.000 adultos que se reclutaron para el proyecto subvencionado por los Institutos Nacionales de la Salud.

Los investigadores buscaron participantes de herencia mexicana, cubana, puertorriqueña, dominicana, sudamericana y centroamericana para el primer estudio de largo plazo que examina exclusivamente la salud del grupo étnico más grande en Estudios Unidos. Casi el 80% de los participantes, quienes se reclutaron en el Bronx, Chicago, San Diego y el área de Miami, son inmigrantes de Latinoamérica.

Los investigadores en centros de salud en esas ciudades están recopilando información de seguimiento sobre condiciones y temas como diabetes, presión arterial alta, infartos, cirugías, dieta, hábitos de ejercicio, ingreso y nivel de educación.

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Para los científicos que estudian enfermedad cardiovascular y sus factores de riesgo, la información ha sido una ganancia.

Les ha permitido entender mejor cómo los problemas que conllevan a enfermedad del corazón, la segunda causa de mortalidad en los hispanos en Estados Unidos, y ataque cerebral, la cuarta causa de mortalidad en ellos, afectan a los hispanos de distintas etnias.

Los hallazgos más sobresalientes han sido los de diabetes y obesidad, dos de los factores de riesgo principales que conllevan a enfermedad del corazón y ataque cerebral.

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Las estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), indican que los hispanos tienden más que los blancos a tener diabetes: el 12% de hispanos son diabéticos a comparación con el 8% de blancos. Pero según estudios que han usado la información de HCHS/SOL, las tasas en algunos grupos étnicos de hispanos tienden a ser más altas.

El investigador de diabetes Neil Schneiderman, Ph.D., el científico principal en el centro de HCHS/SOL en Miami, dirigió recientemente un estudio que determinó que los adultos de las herencias sudamericanas tienen una tasa baja de diabetes. Solo aproximadamente el 10% de personas de herencia sudamericana tienen diabetes a comparación con aproximadamente el 18% de personas de herencia mexicana, puertorriqueña y dominicana.

La brecha es similar en cuanto a la diferencia en la frecuencia entre estadounidenses blancos y negros. Según información de los CDC, la diabetes es dos veces más común en los negros que en los blancos.

“Tenemos la misma serie de diferencias, la misma magnitud entre un grupo de hispanos y otro”, dijo Schneiderman, un profesor en la Escuela de Artes y Ciencias de la Universidad de Miami.

Es también preocupante que muchos hispanos están en riesgo de desarrollar diabetes Tipo 2, dijo Martha L. Daviglus, M.D., Ph.D., la investigadora principal en el centro de HCHS/SOL en Chicago. Daviglus fue la co-autora de un informe de 2014 que publicó la American Heart Association. El reporte fue el primero en describir la carga que representa la enfermedad del corazón y el ataque cerebral en los hispanos en Estados Unidos.

Según la información de los CDC, la mitad de la población hispana está en riesgo de desarrollar diabetes Tipo 2 y la enfermedad se les diagnostica, en promedio, seis años antes que a los blancos. Eso es “impactante” dijo Daviglus, porque en general, según información de la Oficina del Censo, la población hispana es más joven que la de los blancos y los negros.

“¿Qué pasará en el futuro?” dijo Daviglus, una profesora de medicina en la Universidad de Illinois en Chicago y directora del Institute for Minority Health Research. “Nos preocupa que conforme envejezca la población hispana/latina, la carga de enfermedad del corazón aumentará”.

Al parecer, la epidemia de obesidad en Estados Unidos afecta desproporcionadamente a los hispanos, quienes tienden a ser obesos a comparación con los blancos. Los investigadores han sabido por varios años de la existencia de esa estadística, pero lo que les ha sorprendido de la información de HCHS/SOL es que “muy alta proporción” de hispanos con obesidad extrema.

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Algunos de los estudios han mostrado que aproximadamente el 9% de mujeres hispanas en su veintena y treintena sufren de obesidad extrema, dijo Robert Kaplan, Ph.D., quien está a cargo del centro de investigación de datos en el Bronx.

“Nuestro estudio de la población casi sugiere la existencia de un problema completamente nuevo”, dijo Kpalan, un profesor de epidemiología en la institución Albert Einstein College of Medicine. “No solo sobrepeso, que puede remediarse con el mejoramiento de la dieta o el ser más activo físicamente. Pero personas que tienen un grado de obesidad tan severo que podrían requerir intervenciones quirúrgicas”.

Un estudio publicado el año pasado con información de HCHS/SOL determinó que la obesidad es más común en puertorriqueños y menos común en sudamericanos. Además, los puertorriqueños tienen el doble de posibilidad de sufrir de obesidad severa.

Kaplan indicó que esta es la primera vez que los investigadores podrán rastrear a largo plazo la salud de hispanos que son obesos.

La AHA actualmente subvenciona por lo menos tres estudios con información de participantes de HCHS/SOL. Los fondos suman por lo menos $3 millones. Un estudio para investigar por qué algunas medicinas aumentan el riesgo de palpitaciones irregulares, mientras otros examinan los comportamientos sedentarios y cómo reducir el tiempo que pasan sentadas las latinas.

El mensaje principal es que todos los factores de riesgo principales que conllevan a enfermedad cardiovascular son prevenibles, dijo Daviglus. Y que los hallazgos de estudios que usan información de HCHS/SOL se pueden usar para educar a los pacientes e informar las iniciativas públicas educativas dirigidas a los diferentes grupos étnicos hispanos para ayudarles a “tomar mejores decisiones para su salud y la de sus familias”.

Jaime Melian se inscribió para participar en el proyecto de investigación después de que su mamá leyera sobre él en un periódico. Él quería ser parte de algo que pudiera mejorar la salud de los hispanos —y su propia salud.

Jaime Melian, un participante de SOL de Hialeah, Florida, y su esposa Harley Komar.

El hombre de 54 años, quien vive en Hialeah, es obeso.

Después de su primera visita al centro de salud de HCHS/SOL, pasaron unos años antes que cambiara sus hábitos, pero ahora hacer ejercicio con regularidad, come muchas grutas y verduras y ha eliminado las comidas fritas y las gaseosas. Ha bajado aproximadamente 10 libras.

“Ir al estudio SOL me ha ayudado tanto a entender y comprender que es lo que es vivir una vida buena, y saludable, dijo Melian.

Pero la educación no ha sido solo para los pacientes.

Gregory Talavera, M.D., el investigador principal del centro en San Diego, dijo que ha habido un lento pero creciente reconocimiento en los proveedores de servicios de salud que los hispanos son de diversas culturas y que tipificar es un error.

“Entre mis colegas clínicos, están empezando a entender que tienen que ir más allá de la casilla de latino y preguntarle a esta persona dónde se criaron y cuáles son sus preferencias culturales”, comentó Talavera, quien es médico de medicina general y profesor de promoción de salud y ciencia del comportamiento en la institución San Diego State University.

En el Bronx, Santana se cuida más. Hoy, come más ensaladas, ha dejado de comer carne de res y de puerco y toma más agua. También hace más ejercicio.

“La vida mía cambió”, concluyó.

Fotos cortesía de la instutución Albert Einstein College of Medicine y Jaime Melian