Las dos clases de medicamentos se recomiendan como tratamiento de “primera línea” para la hipertensión: los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), y los bloqueadores de los receptores de la angiotensina (BRA).
Los inhibidores de la ECA han estado disponibles más tiempo y se han estudiado de forma más extensa, así que los médicos los recetan con una mayor frecuencia.
Pero los nuevos hallazgos sugieren que los BRA podrían ser una mejor opción para las personas que apenas comienzan a tomar un medicamento, señalaron los investigadores.
“No hay diferencias en la efectividad entre los fármacos”, aseguró el investigador sénior, el Dr. George Hripcsak. “Si no tiene efectos secundarios [con un inhibidor de la ECA], no hay necesidad de cambiar”.
Al observar los datos de casi 3 millones de pacientes, los investigadores encontraron que los inhibidores de la ECA y los BRA eran igual de efectivos para reducir los riesgos de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular (ACV).
Pero diferían en cuanto s los efectos secundarios. Era más probable que los inhibidores de la ECA provocaran tos crónica y angioedema, que es una inflamación grave debajo de la piel, con frecuencia en la cara.
Las personas que toman inhibidores de la ECA también fueron ligeramente más propensas a presentar sangrado gastrointestinal (GI) o inflamación del páncreas. Pero estas diferencias podrían haberse debido al azar, advirtió Hripcsak, profesor del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
De ahora en adelante, quizá los médicos deban recetar “preferencialmente” los BRA como el primer tratamiento para la hipertensión. Esta clase de medicamentos incluye a Losartán, Valsartán y Candesartán.
Pero las personas que ya estén tomando un inhibidor de la ECA y a quienes les vaya bien pueden seguir tomándolo. Entre los inhibidores de la ECA se encuentran lisinopril, captopril y fosinopril.
El estudio se publicó en la edición en línea del 26 de julio de la revista Hypertension.
Hay una larga lista de medicamentos para la hipertensión, y las directrices recomiendan tanto a los inhibidores de la ECA como a los BRA como opciones de primera línea. Se ha probado que ambas clases son efectivas para reducir la presión arterial y reducir los riesgos de enfermedad cardiaca y ACV.
Pero Hripcsak señaló que se han realizado pocas comparaciones directas de los dos tipos de fármacos para ayudar a los médicos a decidir cuál recetar.
Entonces, su equipo observó los datos del mundo real. Utilizaron algunas bases de datos de gran tamaño de Estados Unidos, Corea del Sur y Europa, con los expedientes de salud de casi 3 millones de pacientes, que acababan de comenzar a tomar un inhibidor de la ECA o un BRA en algún momento entre 1996 y 2018.
A la gran mayoría (casi 2.3 millones) les recetaron un inhibidor de la ECA como su único antihipertensivo. Los demás (casi 674,000) comenzaron con un BRA.
El estudio encontró que, en general, no hubo una diferencia clara entre los dos grupos en cuanto a su riesgo promedio de sufrir un ataque cardiaco, un ACV o insuficiencia cardiaca.
Pero los pacientes que tomaban inhibidores de la ECA tenían tres veces más probabilidades de desarrollar angioedema, y un 32 por ciento más de probabilidades de desarrollar una tos persistente, mostraron los hallazgos.
Los riesgos de sangrado GI y pancreatitis también fueron ligeramente más altos entre los usuarios de inhibidores de la ECA. Pero estas cifras no se sostuvieron cuando se realizó un análisis estadístico, lo que significa que podrían haber sido hallazgos aleatorios.
El Dr. Willie Lawrence es un cardiólogo del Centro para una Mejor Salud de Benton Harbor, Michigan. Aseguró que, en su experiencia, el sangrado GI y la pancreatitis no han sido un problema con los fármacos.
Por otra parte, el angioedema y la “tos de ECA” son efectos secundarios potenciales bien conocidos, dijo Lawrence, director del Comité de Supervisión de la Iniciativa Nacional para Controlar la Hipertensión de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).
Ya había una sensación de que era menos probable que los BRA provocaran estos problemas, apuntó Lawrence. Pero como los inhibidores de la ECA han estado disponibles durante más tiempo, los médicos se inclinan por recetarlos con una mayor frecuencia, añadió.
“Creo que este estudio plantea la pregunta de si es mejor simplemente recurrir de inmediato a un BRA”, dijo Lawrence.
Pero, anotó, este estudio no provee una respuesta sólida. Los estudios observacionales, como este, que siguen a los pacientes que reciben un tratamiento particular en el mundo real, tienen unas limitaciones inherentes. Los ensayos clínicos controlados, que están diseñados específicamente para evaluar un tratamiento, ofrecen unas mejores evidencias.
Pero es poco probable que alguien vaya a realizar un ensayo que compare a los inhibidores de la ECA con los BRA, apuntó Lawrence. Ambas clases de fármacos ya son de uso común y están disponibles como genéricos baratos, de forma que no hay incentivos para que los fabricantes de los medicamentos realicen unos ensayos costosos.
“Creo que los pacientes deben ser conscientes de que los inhibidores de la ECA pueden provocar tos y angioedema, y si desarrollan estos síntomas, que informen a su proveedores de atención primaria”, aconsejó Lawrence.
Pero, como Hripcsak, dijo que los pacientes a quienes les va bien con un inhibidor de la ECA no tienen ningún motivo para hacer un cambio.
Más información
La Asociación Americana del Corazón ofrece consejos sobre la gestión de la hipertensión.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com