Un tratamiento menos invasivo de las arterias gravemente obstruidas de las piernas parece ser igual de efectivo que la cirugía abierta, según un estudio reciente.
Los investigadores dieron seguimiento a los pacientes con isquemia crítica de las extremidades inferiores, que es la forma más grave de arterias obstruidas en las piernas. Puede conducir a que las heridas en las piernas sanen lentamente, a la gangrena y a la amputación.
“La isquemia crítica de las extremidades inferiores usualmente no es una emergencia, y hay tiempo para determinar la terapia más adecuada”, aseguró el Dr. Jonathan Lin, residente de cirugía en UC Davis Health.
Un tratamiento de la isquemia crítica de las extremidades inferiores es la cirugía abierta, en que una sección de una vena de un paciente (o de material sintético) se usa para derivar el bloqueo. Esto permite que la sangre llegue a la parte inferior de la pierna y al pie.
Otra opción es un procedimiento endovascular menos invasivo, en que se insertan un tubo delgado y flexible y un cable mediante una incisión pequeña en la ingle, y se dirige al área bloqueada para abrirla. Entonces, se mantiene abierta mediante un dilatador.
La cirugía abierta requiere una admisión al hospital, y la recuperación tarda alrededor de un mes. Los procedimientos endovasculares se pueden realizar de forma ambulatoria, y en pacientes que no están suficientemente sanos para la cirugía abierta.
En este estudio, los investigadores analizaron los expedientes médicos de más de 16,000 pacientes de California, con una edad promedio de 71 años. Recibieron un baipás abierto primero (un 26 por ciento) o un procedimiento endovascular primero (un 64 por ciento) para la isquemia crítica de las extremidades inferiores entre 2005 y 2013.
En comparación con los que se sometieron a la cirugía abierta, los pacientes que recibieron el procedimiento endovascular tuvieron una supervivencia libre de amputaciones más larga.
También fueron menos propensos a necesitar una amputación mayor por debajo o por encima de la rodilla, ligeramente más propensos a necesitar otro procedimiento o una cirugía para restaurar el flujo sanguíneo, y no fueron más propensos a fallecer, aunque muchos tenían problemas graves de la salud como insuficiencia renal, insuficiencia cardiaca o diabetes.
El estudio se publicó el 30 de julio en la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes.
“Los datos sugieren que en el panorama general, un método en que se prueba primero la vía endovascular como mínimo no produce un peor resultado”, apuntó Lin en un comunicado de prensa de la revista.
“De cualquier forma, el tipo de terapia que un paciente recibe debe ser una decisión que los pacientes y sus médicos tomen juntos”, añadió Lin.
La isquemia crítica de las extremidades inferiores está aumentando a medida que la población de EE. UU. envejece. Se estima que el número de pacientes que se someten a una amputación debido a la afección se multiplicará por más de dos, pasando de 1.6 millones a 3.6 millones en el año 2050.
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