La diabetes puede ser un factor de riesgo de las enfermedades cardíacas. Pero en el caso de las mujeres, esta condición puede tener resultados peores que en los varones.
Las estadísticas son impresionantes: comparadas con sus contrapartes masculinos, las mujeres diabéticas tienen un riesgo doble de padecer enfermedades del corazón, además de una mayor probabilidad de tener ataques del corazón a edades más tempranas, o sea, los que resultan fatales.
“Las mujeres diabéticas mueren con más frecuencia después de un primer ataque al corazón”, dijo Judith Regensteiner, directora del Centro de Investigación de la Salud Femenil en la Universidad de Colorado en Aurora.
¿Por qué la brecha?
Podemos culpar parcialmente a las diferencias en tratamiento, comentó Regensteiner.
“Las mujeres que padecen diabetes reciben tratamientos menos ágiles que los hombres”, agregó, “y tampoco se les recomienda someterse a la misma cantidad de procedimientos cardíacos”.
Un estudio mostró que durante el año posterior a un diagnóstico de diabetes, las mujeres tuvieron una tendencia 10% menor de tomar fármacos para reducir el colesterol, comparadas con los hombres. De acuerdo con ese mismo estudio, las mujeres también fueron un 7% menos propensas a tomar medicamentos para proteger el corazón.
A través de una declaración científica de la American Heart Association, Regensteiner y sus colegas investigadores hicieron notar que las hormonas reproductivas y los factores de riesgos cardiovasculares también podrían afectar la situación.
Por ejemplo, al momento de ser diagnosticadas con diabetes Tipo 2, muchas mujeres ya tienen enfermedades del corazón o varios factores de riesgo para padecerlos. Esos factores incluyen colesterol y presión sanguínea altos, obesidad abdominal, y anomalías de la función vascular. Las investigaciones sugieren que tener alto el colesterol es más común en las mujeres que en los hombres.
En un estudio publicado en enero en el boletín Diabetes, Obesity and Metabolism, los investigadores encontraron que, por lo general, las mujeres tuvieron tasas de control menores que los hombres en relación con factores de riesgo vinculados con enfermedades cardiovasculares, los cuales incluyeron niveles de azúcar en la sangre, presión sanguínea, colesterol, y el hábito de fumar.
El Dr. Darren McGuire, cardiólogo y profesor de medicina interna en el UT Southwestern Medical Center de Dallas, dijo que las mujeres suelen tener una proporción mayor de grasa corporal que los hombres cuando se les diagnostica con diabetes inicialmente. La obesidad es uno de los riesgos principales para enfermedades cardíacas y se ha relacionado con tener alta la presión sanguínea.
Las mujeres diabéticas también tienen marcadores más elevados de inflamación sistemática, comentó McGuire, lo cual podría explicar los motivos por los cuales son más susceptibles a los problemas del corazón.
McGuire admite que las discrepancias en los tratamientos tienen algo que ver.
“No somos igual de buenos con el tratamiento que se le brinda a la mujer”, agregó este médico que también es director de clínicas de cardiología de Parkland Hospital and Health System. “No es claro si se trata de un problema con el personal clínico o con las pacientes, o si tiene que ver con el acceso a la atención médica. Pero sí vemos congruencia”.
Las mujeres representan más de la mitad de la población, pero los ensayos clínicos no siempre reflejan ese hecho. Necesitamos más investigaciones relativas a la mujer y a las diferencias entre los sexos, dijo Regensteiner. “Aún nos queda mucho por aprender. Es problema tanto como oportunidad”.
Por ahora, comentó que las mujeres deben abogar por ellas mismas, acudir al médico en forma regular, y mantenerse activas. Los estudios de observación sugieren que, comparadas con los hombres diabéticos y para reducir los eventos cardiovasculares, es posible que las mujeres con diabetes deban hacer ejercicio más seguido y más vigorosamente.
Regensteiner sugiere seguir la recomendación de la AHA de por lo menos 150 minutos de actividad aeróbica de moderada a intensa, o 75 minutos de actividad aeróbica vigorosa, por semana, así como actividades de fortalecimiento muscular, de intensidad moderada a alta, dos veces por semana.
En cuanto a la actividad aeróbica, “las caminatas a paso ágil son suficientes si se practican en forma regular”, comentó. “Conforme se añaden minutos de ejercicio, también aumentan los beneficios tanto para las mujeres como para los hombres”.
Las pautas para el colesterol emitidas el año pasado por el Colegio Americano de Cardiología y la AHA sugieren que los médicos hablen con sus pacientes diabéticos acerca de los riesgos cardiovasculares, el estilo de vida, y la posible necesidad de tomar medicamentos llamados estatinas que sirven para reducir el colesterol.
McGuire agregó que, en general, todo adulto deben conocer y realizar un seguimiento de cinco medidas de salud críticos: el colesterol LDL (el “malo”), la presión sanguínea, el azúcar en la sangre y el índice de masa corporal (IMC).
“Y, si hay diabetes”, indicó McGuire, “la idea es ser bastante agresivo y lo más proactivo al respecto”.
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