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La dieta efectiva. Cómo perder peso sin matarse de hambre

Susana llevaba tiempo luchando por perder peso. Había probado varios regímenes de ejercicio y dietas, pero ninguno le había dado resultado. Estaba desesperada por encontrar una solución y pensó en algo drástico: no comer para adelgazar.

Después de unos días, empezó a sentirse débil y a marearse, no tenía fuerzas y apenas podía concentrarse. Pronto se dio cuenta de que “matarse de hambre” era insostenible e ineficaz. No adelgazaba si se privaba de comida, sino que se volvía más y más enferma.

Para algunos es mejor tener sobrepeso que pasar hambre. Muchos temen establecer un objetivo de pérdida de peso porque no soportan la idea de pasar hambre y las frustraciones que conlleva.

El cuerpo es un organismo maravilloso e increíble, con un mecanismo de autodiagnóstico que permite saber cuándo es necesario comer.

Los dolores de hambre son una fuerte indicación de autopreservación del cuerpo de que está en peligro y necesita comida inmediatamente para restaurar su equilibrio. ¡Estas señales no deben pasarse por alto!

Las comidas nutritivas regulares son la clave para alcanzar y mantener un cuerpo sano y delgado. La inanición no es una opción viable.

1 Cinco o seis comidas pequeñas y saludables repartidas a lo largo del día. En lugar de ingerir tres comidas copiosas en el desayuno, el almuerzo y la cena, reparta la misma cantidad de alimento en seis comidas y consuma una comida adicional reducida entre un desayuno frugal y el almuerzo, una entre el almuerzo y la cena y, si siente hambre, más tarde, ingiera otra. Pero, es mejor no comer hasta dos horas antes de acostarse.

2 La dieta de las cinco o seis pequeñas comidas al día. Cada comida debe consistir en alimentos como proteínas magras, carbohidratos complejos, frutas y verduras, grasas saludables, y contener todos los nutrientes esenciales necesarios para gozar de buena salud. La idea que subyace en esta dieta de comidas pequeñas es que mantiene el metabolismo funcionando al máximo durante todo el día.

3 No espere hasta que tenga hambre. Si no come en un largo período de tiempo, el cuerpo entrará en modo de pánico, ¡cree que no tiene suficientes recursos y buscará comida en exceso! Por eso, las comidas frecuentes y más pequeñas ayudarán a mantener su cuerpo satisfecho.

4 No se pierda una comida con la esperanza de que le ayude a quemar más calorías. No es conveniente saltarse comidas para adelgazar, ya que lo que ocurre es que se consume más grasa. Asimismo, si pasa un largo tiempo sin ingerir una comida, es mucho más probable que termine comiendo en exceso debido a que ya no puede soportar el hambre.

5 Saltarse las comidas ralentiza el metabolismo. Al saltar comidas, su cuerpo piensa que hay escasez de alimentos, almacena grasa adicional y ralentiza la cantidad de grasa que quema. El instinto de supervivencia natural del cuerpo se activa, aumentando de peso.

6 Además de comidas más pequeñas, coma más despacio. Mastique con calma. Nos llevará 20 minutos darnos cuenta de que el cuerpo está lleno y satisfecho. Si come con rapidez, se llena de comida antes de que tenga tiempo de percibir la señal completa que su cuerpo está enviando a tu cerebro.

Al comer más despacio, empieza a percibir estos signos de su cuerpo y acostumbra a identificarlos en una etapa previa.

7 Tómese 15-30 minutos extra al día. Para algunos de ustedes, esto puede ser excesivo. Pero, todo lo que necesita es dividirlo a lo largo del día. Salga para el trabajo con cinco minutos de margen y camine hasta una parada de autobús más alejada o estacione el auto más lejos de lo habitual.

Al almorzar, pasee cinco minutos o suba las escaleras en lugar del ascensor. Camine hasta la tienda local en lugar de conducir. Es fácil completar 15, 30 o incluso una hora de ejercicio todos los días si lo divide así.

¿Por qué hay gente que no engorda? Comen y comen y, sin embargo, no engordan. Esa es la primera impresión que uno tiene. Ellos son los “perennes delgados”, los que desconocen el sacrificio de una dieta. Estos individuos tienen un conjunto de características físicas que el resto no tiene, gracias a la genética. Se cree que entre el 60 y 70 % de nuestro peso corporal está determinado por nuestros genes.

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