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Si su hijo enferma, ¿llama al doctor o va al hospital?

Los niños contraen enfermedades con mucha facilidad. Es probable que de repente su hijo tiene los ojos vidriosos o su piel pálida, llora más y está muy nervioso.

Es una cuestión habitual cuando el niño parece estar enfermo: ¿ponerse en contacto con el médico, acudir a la consulta de urgencias o a la sala de emergencias en un hospital?

Si no es una emergencia, una llamada al pediatra de su hijo puede brindarle orientación. El personal del médico recomendará que su hijo sea llevado a una visita regular o atención urgente.

El Hospital Infantil de Los Ángeles (CHLA) proporciona las siguientes pautas:

Si su hijo, un niño de más de tres años, tiene fiebre de más de dos días, llame al médico o vaya a urgencias.

Si su hijo, un bebé menor de tres años, tiene fiebre por encima de 102 grados durante 24 horas o más, llame al médico o vaya a urgencias.

CHLA recomienda llamar al médico o ir a urgencias si el niño tiene fiebre, secreción nasal y tos seca; lesiones como esguinces, distensiones o hinchazón; cortes menores que necesitan puntos de sutura; o quemaduras menores que necesitan tratamiento. Si tiene problemas estomacales como diarrea, náuseas o vómitos; dolor de garganta, dolor sinusal o dolor de oído; o problemas de erupción en la piel, también ir a urgencias.

¿Cuándo es una emergencia? Si su hijo presenta una lesión o enfermedad grave que parece poner en peligro su vida o necesita tratamiento inmediato, acuda lo más rápido posible a la sala de emergencias. También si tiene un dolor intenso y persistente; problemas para respirar o respira rápido o profundo; si hay un hueso roto o una lesión en la que parece que la parte del cuerpo está deformada o fuera de alineación, con entumecimiento o mucha hinchazón, debe ir a la sala de emergencias.

Otras razones de emergencia: una lesión en la cabeza que provoca vómitos, confusión o pérdida de conciencia; una caída desde una altura considerable; fiebre con una erupción de color rojo púrpura generalizada; muy deshidratado (pañales secos, ojos hundidos y el niño no orina, especialmente después de vómitos o diarrea). La deshidratación hace que el niño parezca muy débil.

Con fiebre alta, es importante que su hijo beba mucho líquido. Si vomita o tiene diarrea, es importante asegurarse de que no se deshidrate, porque la deshidratación es muy peligrosa.

Llame al Centro de Control de Envenenamiento si su hijo está actuando de forma extraña después de tomar medicamentos o un medicamento equivocado: 1-800-222-1222.

Llame al 911 si su hijo presenta dificultades para respirar, se desmaya o tiene una convulsión por primera vez o una convulsión que dure más de cinco minutos. Otras razones para contactar al 911: una lesión en la cabeza o la columna vertebral, quemaduras graves por un incendio o quemaduras cerca de los ojos, la nariz, la boca o la ingle, y para una reacción alérgica grave con hinchazón y dificultad para respirar.

Un niño sano de entre uno y siete años se enferma hasta nueve veces al año debido a un ajuste de su sistema inmunitario o a la exposición a nuevos virus patógenos.

Un niño se enfermará tantas veces como otros niños. Sin embargo, también puede presentar diarrea constante, seborrea, micosis constantes en la piel o problemas de crecimiento. En estos casos, es posible que el niño tenga una deficiencia en sus defensas.

Además, si su cuerpo no responde al tratamiento antibiótico, se puede decir que el niño tiene problemas de salud particulares que deben ser analizados por un médico especialista.

Una dieta completa y equilibrada tiene un impacto positivo en la salud de los niños. De este modo, pueden enfrentar enfermedades virales y superarlas más rápidamente. Las recomendaciones de los nutricionistas siempre se basan en el consumo diario de al menos dos porciones de frutas y verduras, centrándose en cítricos como la naranja, el limón y la mandarina, que son ricos en vitamina C. Los especialistas también recomiendan el consumo de nueces, cereales y legumbres dos veces por semana.

¿Qué es un resfriado? Un virus que puede causar secreción nasal, tos, fiebre, dolor de garganta e inquietud. La mayoría de los niños contrae varios resfriados leves al año. La afección suele mejorar en una semana y el resfriado desaparece por completo en dos semanas.

¿Qué puede hacer con su hijo enfermo? Que descanse y beba mucho líquido. Mantener su habitación a una temperatura cómoda, pero no calurosa. Utilizar un humidificador de vapor frío. Poner gotas de solución salina en su nariz. Darle una almohada extra para elevar su cabeza y más atención de la habitual. Practicar una buena higiene de manos.

Más información:

Academia Americana de Pediatría

Hospital Infantil de Los Ángeles

Con notas de HealthDayNews

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