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Un Cambio Genético Hace 2 Millones De Años Dejó A Los Humanos Vulnerables Al Ataque Cardiaco

Hasta donde saben los científicos, los humanos son la única especie que sufre ataques cardiacos vinculados a obstrucciones en las arterias.

Ahora, una nueva investigación sugiere que un solo cambio en el ADN que ocurrió hace entre 2 y 3 millones de años podría tener la culpa.

El hallazgo podría incluso ofrecer información sobre cómo prevenir y tratar esos ataques, según investigadores de la Universidad de California, en San Diego (UCSD). Afirman que el hallazgo ya implica al consumo de la carne roja como un factor en el riesgo de ataque cardiaco.

Un especialista en el corazón señaló que los hallazgos son interesantes.

“Ahora parece haber un vínculo plausible entre la genética, la dieta, la inflamación y la aterosclerosis [el endurecimiento de las arterias]”, indicó el Dr. James Lafferty, que no participó en el estudio. “Esto podría ser de verdad el eslabón perdido”.

El equipo de la UCSD anotó que no se sabe que ninguna otra especie sufra ataques cardiacos debido a la aterosclerosis. Ni siquiera los chimpancés en cautiverio, que al igual que los humanos con frecuencia son inactivos y acumulan colesterol en la sangre y pueden tener hipertensión, sufren ataques cardiacos debido a las arterias taponadas con grasa.

Entonces ¿por qué los humanos sí? Para averiguarlo, investigadores dirigidos por una profesora de patología, la Dra. Nissi Varki, y un profesor de medicina, el Dr. Ajit Barki, observaron a un gen conocido como CMAH.

La función del gen es producir una molécula del ácido siálico llamada Neu5Gc, que en otros mamíferos parece reducir en gran medida las probabilidades de cambios ateroscleróticos en los vasos sanguíneos.

El problema es que el CMAH no funciona en los humanos; parece que la evolución lo “desactivó” hace millones de años.

Los investigadores teorizaron que ese evento genético ocurrió debido a que un parásito malárico peligroso reconoció (y prosperó ante) la presencia de la Neu5Gc. Entonces, el genoma humano evolucionó para desactivar al CMAH y la producción de la Neu5Gc.

Pero eso significó que los humanos se volvieron más vulnerables a los depósitos grasos en las arterias, reportaron los Varki y sus colaboradores.

Para evaluar la teoría, el equipo de la UCSD comparó las tasas de aterosclerosis en ratones normales, que tienen un gen CMAH operativo, y en ratones genéticamente modificados para tener el gen inactivo.

El resultado: los ratones sin un CMAH activo presentaron casi del doble de acumulación de grasa en los vasos sanguíneos.

Esa actividad malsana aumentó incluso más entre los ratones sin un gen CMAH activo a quienes se alimentó con carne roja, que contiene la Neu5Gc de forma natural.

Según los investigadores, ese hallazgo podría explicar el vínculo entre las dietas ricas en carne roja y el aumento en el riesgo de enfermedad cardiaca en los humanos. Creen que el contacto con la Neu5Gc podría provocar una reacción inmunitaria en el cuerpo humano, que a su vez conduce a un estado de inflamación crónica en los vasos sanguíneos.

“Cuando el compuesto que falta en nuestros cuerpos se ingiere en la forma de carne roja, dado que otros animales todavía pueden producirlo, parece crear una reacción inmunitaria, dado que nosotros ya no lo producimos”, planteó Lafferty, presidente de cardiología en el Hospital Universitario de Staten Island, en la ciudad de Nueva York.

Pero incluso las personas que no consumen carne pueden sufrir ataques cardiacos, anotó el equipo de la UCSD.

Después de todo, los nuevos hallazgos “podrían ayudar a explicar por qué incluso los humanos vegetarianos sin ningún otro factor de riesgo cardiovascular obvio siguen siendo muy propensos a los ataques cardiacos y a los accidentes cerebrovasculares, mientras que los demás parientes evolutivos [de los humanos] no lo son”, comentó la Dra. Nissi Varki en un comunicado de prensa de la universidad.

Lafferty planteó que la investigación podría ayudar a explicar un antiguo misterio médico.

“Como cardiólogos, siempre somos profundamente conscientes de que incluso si todos los factores de riesgo no existen, los humanos siguen teniendo unas probabilidades razonables de desarrollar aterosclerosis”, indicó.

Pero el estudio también apunta a una nueva esperanza para los pacientes.

“Hay algunas terapias nuevas diseñadas para reducir la inflamación”, dijo Lafferty, y “se ha mostrado que [esos tratamientos] reducen los eventos cardiacos, incluso en pacientes cuyos factores de riesgo se han modificado al máximo”.

Cree que investigaciones como el nuevo estudio “conducirán a resolver las lagunas en nuestro conocimiento y abrirán el camino a nuevas intervenciones terapéuticas”.

Los hallazgos se publicaron el 22 de julio en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Más información

Para más información sobre la prevención del ataque cardiaco, visite la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).

 

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