Tener una edad más avanzada aumenta las probabilidades de muchas dolencias, pero entre los adultos con gota, los más jóvenes son los que tienen el mayor riesgo de desarrollar un coágulo sanguíneo grave, indica una investigación reciente.
Los pacientes con gota de cualquier edad tienen un riesgo un 25 por ciento más alto de desarrollar un coágulo sanguíneo en la profundidad de las venas en los primeros 10 años tras el diagnóstico, encontró el equipo británico.
Pero “el riesgo era un 79 por ciento más alto en los pacientes con gota, en comparación con los que no tenían gota, en el grupo de menos de 50 años”, explicó el autor principal del estudio Alyshah Abdul Sultan.
La gota es la forma más común de artritis inflamatoria, y afecta a más de un 4 por ciento de los adultos de EE. UU., según la Arthritis Foundation. Se desarrolla en personas que tienen niveles altos de ácido úrico en la sangre. El ácido puede provocar la formación de dolorosos cristales en las articulaciones.
En este estudio, los investigadores compararon a unos 62,000 pacientes con gota con un número equivalente de adultos sin gota. Encontraron que el aumento en el riesgo de coágulos sanguíneos se limitaba en gran medida a los pacientes con gota menores de 50 años.
“No observamos un riesgo mucho más alto en la población mayor”, añadió Sultan, miembro del centro de investigación en artritis de la Universidad de Keele, en Staffordshire, Inglaterra. Pero, anotó, como el riesgo de coágulos sanguíneos aumenta con la edad independientemente del estatus de la gota, “quizá esto haya confundido el efecto de la gota en la población de mayor edad”.
Sultan dijo que el riesgo de coágulos aumentó independientemente de que los pacientes más jóvenes tuvieran o no la gota bajo control mediante los medicamentos estándar para reducir el ácido úrico, como el alopurinol (Zyloprim). Esos medicamentos pueden reducir de forma dramática la incidencia de los dolorosos ataques de gota, al controlar las concentraciones anómalamente altas de ácido úrico.
Aun así, Sultan y otros expertos enfatizaron que el riesgo general de desarrollar un coágulo sanguíneo sigue siendo bajo para alguien que tenga gota. Esto sugiere que quizá no sea necesario un tratamiento proactivo para reducir el riesgo de coágulos.
Según el Dr. Gregg Fonarow, “el riesgo general fue modesto en términos absolutos”. Fonarow es codirector del programa de cardiología preventiva de la Universidad de California, en Los Ángeles.
“Como el aumento en el riesgo absoluto es pequeño, la presencia de la gota sola no ameritaría el uso de terapia anticoagulante [para diluir la sangre]”, comentó Fonarow.
Sultan dijo que los hallazgos del estudio “no fueron muy sorprendentes, dado que ya sabemos que la inflamación crónica aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos a través de varios mecanismos. Investigaciones anteriores ya han resaltado que las afecciones reumatológicas, como la artritis reumatoide y el lupus, son factores de riesgo importantes de los coágulos sanguíneos”, anotó.
Pero aunque el riesgo de un coágulo sanguíneo en sí quizá no sea suficiente para justificar una intervención preventiva, dijo que tal vez se necesite una vigilancia clínica, en particular en los adultos más jóvenes con una gota recién diagnosticada.
En el estudio, los investigadores revisaron la información de atención primaria recolectada por Clinical Practice Research Datalink, con sede en Inglaterra.
Primero, identificaron a pacientes diagnosticados con gota entre 1998 y 2017, y los emparejaron con más o menos el mismo número de adultos sin gota.
El equipo concluyó que el riesgo de coágulos aumentó de forma significativa entre los pacientes con gota menores de 50 años en la década posterior al diagnóstico. Además, el riesgo pareció aumentar igualmente entre hombres y mujeres, e independientemente de si tomaban alopurinol o no.
“Pero los resultados de nuestro análisis de la terapia reductora del urato podrían ser generalizables solo a las personas a quienes se recetan 300 miligramos o menos de alopurinol, una dosis que se usa comúnmente en la atención primaria en Reino Unido”, anotó Sultan.
Se necesita investigación para determinar el impacto de unas dosis más altas, si lo hay, añadió.
En cuanto a por qué la gota podría conducir a un riesgo más alto de coágulos, Sultan apuntó que la asociación con el riesgo podría deberse a varias vías inflamatorias. Aunque este proceso no se comprende del todo, anotó que el ácido úrico “puede iniciar, amplificar y mantener una respuesta inflamatoria”.
Sin embargo, Fonarow señaló que muchos factores pueden aumentar el riesgo de coágulos. Éstos incluyen los antecedentes de tabaquismo, la obesidad y el uso de estrógeno. Las personas inmóviles o que se someten a cirugía también tienen un riesgo elevado de coágulos sanguíneos venosos.
El informe aparece en la edición del 3 de junio de la revista CMAJ (Canadian Medical Association Journal).
Más información
Para más información sobre el riesgo de coágulos, visite la Sociedad Americana de Hematología (American Society of Hematology).